“Cuando aprendamos que ser diferentes está bien, nuestra sociedad será más armoniosa y pacífica”, dijo Martha Olga Luján Martínez presidenta de PRO Inclusión A.C. en Nuevo Laredo y coordinadora de la Red Ciudadana por los derechos de las personas con discapacidad del Estado de Tamaulipas.

Durante la conferencia “Educación a niños, niñas y adolescentes con discapacidad desde casa”, compartió sus experiencias de cómo su hijo Rafael, con condición de síndrome de Down, ha sido incluido en la sociedad y la importancia de otorgar el derecho de convivir en la sociedad para él y todas las personas con discapacidad.

La también socia fundadora de Down sin Mitos platicó que por azares del destino a la edad de 24 años quedó como responsable de una Asociación Civil en favor de las personas con discapacidad en donde aprendió mucho del tema.

En ese tiempo la forma en que se concebía a una persona con discapacidad era diferente, como si fueran enfermos que requerían rehabilitación para que volvieran a la normalidad”.

Es importante que se les brinde la oportunidad de descubrir quiénes son y qué necesitan, y así alcanzar sus propias metas./Foto: Pexels.

Añadió que al paso del tiempo se casó, quedó embarazada y se dio cuenta que su hijo nacería con síndrome de Down.

“Me empecé a preguntar ¿qué es la discapacidad?, ¿por qué tiene que doler?, ¿por qué nos dicen que tenemos que llevar un duelo, como si fuera algo negativo cuando deberíamos ser capaces de agradecer y disfrutar la vida de los hijos con la condición de vida llamada discapacidad?”.

Destacó que al nacer su hijo lo acogió como ser humano, sin etiquetas e invitó a las personas conectadas durante la ponencia, a cuestionarse y preguntarse qué quieren para sus hijos y alumnos con discapacidad.

¿Queremos consideraciones, compasión, espacios especiales o ambientes donde puedan desarrollarse y ser apreciados como seres completos?”.

Agregó que en un principio lo que más la torturaba a ella, no era su hijo ni su condición, sino el impacto que tendría cuando tuviera que enfrentarse con personas que no confiaran en él y que no le dieran la oportunidad por su condición de discapacidad.

Necesitamos limpiarnos los ojos, la mirada, los prejuicios y dar la oportunidad de que nuestros hijos y alumnos descubran quiénes son, qué necesitan, y como papás no perder la oportunidad de poder incidir en la construcción de su yo, de su persona, de ver cómo aprenden en la escuela competencias y habilidades para la vida”.

Agregó que cuando les dijeron, a ella y a su esposo, que su hijo no sería capaz de ir a una escuela y que habría que resignarse, no lo hicieron y se dedicaron a quitar barreras para que fuera capaz de llegar a donde debía llegar, de alcanzar sus propias metas y en ese trabajo participó la familia y los maestros.

Martha Olga Luján Martínez. / Foto: Especial.

En cuanto a cómo ha enfrentado el confinamiento por la pandemia señaló que como parte de una asociación civil, ha visto muchas desigualdades como pobreza, desinformación, violencia y falta de acceso a la tecnología.

“En casa, que debería ser un lugar de armonía y amor, la gente se ha enfrentado a la realidad de sobrevivir como se pueda, sobre todo quienes tienen una condición de discapacidad”.

En cuanto a su experiencia de encerrarse con su hijo comentó que ha sido un reto porque antes hacía equipo con maestros de apoyo.

“Al principio fue difícil, Rafa no quería que yo fuera su maestra, pero ahora ya es más llevadero, he encontrado recursos como jugar, hablar del clima, reconocer sus gustos; he puesto programas en la compu para reforzar sus conocimientos, dispuse un espacio y materiales para estudiar, una guía de actividades, nos abrimos a nuevos aprendizajes, a controlar el uso de la tecnología, cuidar la alimentación y la higiene, además de establecer momentos para el ejercicio”.

Recomendó a quienes están en esta situación a conservar lo avanzado, a tomarse un tiempo para respirar y pensar que esto va a pasar, a seguir trabajando con sus hijos y desarrollando habilidades.

No esperen a que regrese la normalidad para que alguien venga a tomar el control, es la oportunidad como mamás de estar atentas, de cuidar su salud emocional y mental, de  reconocer que los hijos no pueden esperar. Tenemos desafíos y oportunidades, aprendamos a reconocernos como mamás y maestras, a aceptar que como personas necesitamos sistemas de apoyo, alguien que nos de ánimo cuando sintamos que ya no podemos, alguien que nos diga levántate, síguele”.

Destacó que si como papás las personas están mal los hijos también lo estarán. “Tenemos que reconocer lo que hacen las maestras y maestros, las escuelas, el esfuerzo de las Asociaciones Civiles para mantener a flote sus servicios y seguir dando contención, cuando aprendamos que ser diferentes está bien nuestra sociedad será más armoniosa y pacífica”.

 

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