El empresario leonés, Don Alfonso Sánchez López, fue un factor determinante para que se construyera el Instituto Tecnológico de León hace ya medio siglo, pues él “donó” el terreno de una hectárea.
Con la modestia que le caracteriza, a sus 91 años, aún recuerda con mucha lucidez cuando el entonces candidato presidencial del PRI, Luis Echeverria Álvarez, visitó León y ante un puñado de estudiantes se comprometió a construir un Tecnológico durante un mitin en la Plaza Principal de León.
“Echeverría prometió que, de llegar a la Presidencia de la República, como ocurrió, les prometió un Tecnológico; cuando ya era Presidente le fueron a recordar su promesa, cosa que aceptó, con la condición de que el Gobierno del Estado donara el terreno”.
Sonriendo, Don Alfonso recordó que en 1970 el gobernador Luis H. Ducoing Gamba lo estuvo tratando de localizar, pero como no se encontraba en la ciudad, entonces buscó a su socio, Ignacio (Nacho) Gómez, y le comentó que necesitaba que le vendieran o donara un terreno para el Tecnológico.
“Mi socio le comentó que no le podíamos regalar el terreno. Mi socio me llamó hasta donde yo estaba y me comentó que si me buscaban del Gobierno del Estado no fuera a regalar el terreno, porque ya habían acordado el precio con Ducoing”, recordó.
Nunca más buscaron a Don Alfonso para tratar de que les donara el terreno.
“Pero cuando llegué del viaje me enteré que ya habían tramitado las escrituras del terreno y pasó el tiempo. Se construyó el Tecnológico y luego de muchos años me llamaron los directivos del Tecnológico para comunicarme que no tenían escrituras, que no las habían encontrado, por tal el terreno seguía siendo mío”.
Le solicitaron a Don Alfonso unas nuevas escrituras, a lo que accedió.
“Les dije que con todo gusto lo hacía, porque sabía que habían pagado el terreno a mi socio. Los envié con el licenciado Aranda, y pedí que ahí se asentara que no habían encontrado las escrituras y no quería que se fueran a duplicar”.
“Así se hizo un eventó público donde los directivos del Tecnológico me hicieron un reconocimiento y dijeron que yo lo había regalado. Bueno siendo así, si no había escrituras, pues sí lo regalé. Pero la verdad es que no, pues ya se los habían pagado a su socio. Era una manzana”.
Don Alonso señala que de una forma u otra ha sido benefactor en los 50 años que tiene el Tecnológico de León.