En 1945 el mundo quedó en silencio cuando la primera y única bomba atómica fue detonada en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. 

Yasuaki Yamashita, sobreviviente de la bomba atómica, detalló ayer su experiencia traumática y la de su familia durante la Feria de la Interculturalidad de la Universidad La Salle Bajío.

“Para los sobrevivientes no es fácil compartir nuestra dolorosa experiencia. Todavía estamos sufriendo después de 78 años, física, mental y socialmente. Pero es muy importante que el mundo entero sepa lo que sucedió aquel seis y nueve de agosto de 1945” comenzó Yasuaki.

“Yo tenía 6 años cuando pasó, y por aquellos días, la cotidianidad consistía en esconderse de los constantes ataques aéreos. La indicación era que cuando escucháramos la sirena de emergencia, debíamos escondernos en el sótano o algún lugar seguro, pero ese día no pasó absolutamente nada.

La conferencia incluyó fotografías de Yasuaki cuando era un niño, edad en la que ocurrió la tragedia. Foto: Omar Ramírez.

“Estaba jugando frente a mi casa cuando pasó un vecino informando a mis padres que un avión misterioso estaba volando sobre la ciudad. Enseguida, mi hermana salió para decir que en el radio anunciaban al mismo avión y recomendaban cuidarnos.

Entramos al agujero que habíamos hecho para refugiarnos, dentro de la casa, y entonces vino una luz tremenda, muy fuerte, como si fueran mil rayos al mismo tiempo” recordó.

“No tuvimos tiempo para quejarnos. Necesitábamos encontrar algo para comer, medicamentos… Solo nos quedaba salir adelante. 

Después vino la discriminación. Mucha gente evitaba tener contacto con nosotros, los sobrevivientes. Pensaban que podríamos contagiarles de toda la radiación que habíamos recibido y, encontrar trabajo, esposa o convivir con la gente era muy duro”.

Durante la conferencia también participó Sergio Hernández Galindo, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“En agosto de 1945, apenas unos meses después, Japón se encontraba a punto de firmar la amnistía de rendimiento. Sin embargo, la guerra terminaría de otra manera: mediante el uso de dos armas que hasta ese momento no se habían utilizado jamás, dos bombas atómicas.

Fue exactamente el seis de agosto que la primera bomba sería lanzada en Hiroshima, dejando más de 100 mil muertos, y la segunda el nueve de agosto en el puerto de Nagasaki, donde se registran más de 70 mil pérdidas”, comenzó Hernández Galindo.

Actualmente, Yasuaki Yamashita tiene 84 años y después de la guerra y de haber trabajado unos años en un hospital de su ciudad natal (Nagasaki) decidió mudarse a México, y desde entonces vive en San Miguel de Allende y durante su vida ha realizado diferentes pláticas de concientización a los jóvenes de las devastadoras consecuencias para los civiles que están en medio de una zona de guerra.

 

Yasuaki Yamashita, sobreviviente de la bomba atómica de Nagasaki. Foto: Omar Ramírez
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