El amor, la comunicación, el control que tienen los padres hacia sus hijos y el grado de madurez que esperan que estos posean, son características frecuentes en los procesos de crianza de las familias (Moreno & Cubero, 1990). De allí que se considere que lo realmente importante para el ser humano tiene sus comienzos en el contexto familiar, con todos los aspectos positivos o negativos que ello supone. Nos referimos a la construcción de la identidad, al desarrollo de la afectividad, a la adquisición de un sistema de valores propio, al desarrollo de la autonomía y de la sociabilidad. Para configurar lo esencial, lo verdaderamente humano, se necesita de la experiencia de estar juntos. Por ello, no resulta adecuado cualquier contexto familiar, sino aquel capaz de satisfacer las necesidades básicas a través de la puesta en escena de las competencias y estilos de crianza de los padres y/o cuidadores.
El enfoque de crianza respetuosa se basa en el respeto hacia los hijos, en criar con amor y, principalmente, en hacerlo a través de una conducta no agresiva. En la actualidad, muchos padres de familia tienen la intención de criar a sus hijos de manera no violenta, pero se requiere respaldo, orientación y recursos para abordar de manera positiva y no agresiva los desafíos y conflictos de la vida familiar en el día a día.
La crianza positiva persigue los mismos propósitos y una visión unificada: utilizar el amor y el respeto como base de la educación.
La crianza respetuosa fomenta la relación entre padres e hijos basada en el respeto mutuo, ayuda a que los pequeños se desarrollen de forma apropiada y, además, educa a los hijos para que se relacionen con los demás de manera no violenta y constructiva.
¿Cuáles son las características principales de la crianza positiva?
El reconocimiento: Se trata de reconocer al menor y sus capacidades.
La empatía: Es la capacidad para ponerse en el lugar de la otra persona y comprender qué siente.
La comunicación efectiva: Hace referencia al diálogo, que promueve una relación abierta y con confianza.
La negociación: Es la capacidad de resolver conflictos y problemas para que todas las partes queden conformes. Hay que tener en cuenta que se dialoga para establecer acuerdos.
Desde este enfoque, el niño es un individuo de pleno derecho y la crianza ha de estar siempre centrada en respeto, protección y guía para desarrollar su propio camino.
¿Cuáles son los beneficios de la crianza positiva?
- Los niños desarrollan una buena autoestima y una alta confianza en sí mismos.
- Al ofrecerles respeto, los menores responden de la misma manera. Por ende, suelen colaborar con los padres y las normas del hogar.
- Las relaciones familiares son fluidas y armoniosas.
- Los niños desarrollan una mayor empatía, una alta inteligencia emocional y mejores habilidades de comunicación.
- Al fomentar la independencia y la autonomía, los menores aprenden a ser responsables y no temen asumir retos.
- En la crianza de un niño, al igual que en cualquier otra tarea, no existe un enfoque que funcione de manera infalible.
Sin embargo, se puede afirmar con certeza que el estilo de crianza autoritativo no muestra un desempeño superior con respecto a otros estilos de crianza. Altos niveles de afecto, combinados con niveles moderados de control por parte de los padres, contribuyen a que estos desempeñen un papel responsable en la crianza de sus hijos y que los niños se conviertan en miembros maduros y competentes de la sociedad.
Referencias:
Moreno, M & Cubero, R (1990). Relaciones sociales: familias, escuela, compañeros. Años escolares. En J. Palacios, C. Coll & A. Marchesi, (Ed). Desarrollo psicológico y educación I. Psicología evolutiva, (pp. 219-232). Madrid: Alianza Editorial
Aguirre, E. (2000). Socialización y prácticas de crianza. En E. Aguirre, & E. Durán, E. (Ed) Socialización: Prácticas de Crianza y cuidado de la salud. salud (pp. 17-92). Bogotá, D. C., CES – Universidad Nacional de Colombia.