María Fernanda Muñoz Aguilar

Directora de Preescolar Hispanoamericano.

“Los niños tienen que jugar más con herramientas y juegos, dibujar y construir; tienen que sentir más emociones y no tantas preocupaciones por problemas de su tiempo” (William Penn).

El desarrollo emocional y social es una parte fundamental del crecimiento infantil, especialmente durante la etapa preescolar, cuando los niños comienzan a formar la base de su personalidad, habilidades de relación y comprensión del mundo que los rodea. En esta etapa crucial, los pequeños no solo están aprendiendo a contar o identificar colores, sino que también están desarrollando la capacidad de manejar emociones, interactuar con otros y construir una autoestima saludable.

En el Complejo Educativo Hispanoamericano nos interesamos por el desarrollo emocional de nuestros alumnos. Los ayudamos a manejar sus emociones desde edad temprana ya que les permite desarrollar resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarse a los desafíos y recuperarse de las dificultades. Esto se traduce en niños que no solo logran mejores resultados académicos, sino que también están más preparados para enfrentar los obstáculos de la vida.

Nuestro compromiso como institución es brindar un espacio donde los niños empiecen a comprender las normas sociales y los roles en la sociedad. A través de juegos de rol y actividades grupales, que aprendan a respetar turnos, escuchar a los demás y empatizar con las emociones de sus compañeros. Estas interacciones no solo fomentan una mejor convivencia en el aula, sino que también establecen las bases para una integración exitosa en la vida comunitaria y profesional en el futuro.

En el contexto del preescolar, estas habilidades emocionales y sociales permiten que los niños se sientan más seguros y confiados en el entorno escolar. Un niño que se siente seguro emocionalmente es más propenso a explorar el mundo que lo rodea, a probar nuevas actividades y a participar activamente en el aprendizaje.

Tanto los padres como los maestros desempeñamos un rol fundamental en este proceso. En el hogar, los padres pueden promover el desarrollo emocional conversando abiertamente sobre las emociones, demostrando empatía y creando un entorno en el que el niño se sienta cómodo para expresarse. En el ámbito escolar, los maestros nos encargamos de implementar actividades y juegos que promuevan la interacción social positiva y el reconocimiento emocional.

Es crucial colaborar estrechamente para proporcionar un entorno que favorezca el desarrollo emocional y social de los niños. Aquellos que reciben un apoyo constante en ambos entornos tienen mayores probabilidades de desarrollar competencias socioemocionales firmes que les servirán como base a lo largo de su vida.

El desarrollo emocional y social en la etapa preescolar es fundamental para que los niños se conviertan en adultos emocionalmente equilibrados y socialmente competentes. Invertir tiempo y esfuerzo en estas áreas desde los primeros años garantiza que los niños crezcan en un entorno donde puedan aprender a conocer, manejar y expresar sus emociones, y a construir relaciones saludables con los demás.

“Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre” (Jean-Jacques Rousseau).

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