En los dos meses que lleva el año, el esposo de la Infanta Cristina ha sido eliminado de la web de la Casa Real, retiraron su nombre de la avenida principal de Palma de Mallorca y tuvo que abandonar su casa para avalar la fianza de 8.1 millones de euros que fijó el juez. 

La justicia española investiga desde el 2010 al Duque de Palma por cobrar dinero público a través del Instituto Nóos, registrado como una Organización No Gubernamental, y después enviarlo a paraísos fiscales. 

Cuando empezó la investigación pocos pensaban que el yerno del Rey Juan Carlos prestaría declaración, pero la semana pasada acudió por segunda ocasión y ahora todos se preguntan si lo veremos tras las rejas.

DEFENDIENDO A SU SUEGRO

“La Casa de Su Majestad el Rey no opinó, asesoró, autorizó o avaló las actividades que yo desarrollaba en el Instituto Nóos”, expresó el Duque de Palma antes de sentarse a responder las preguntas del juez José Castro, el pasado 23 de febrero.

Fue un intento tardío de proteger a la Casa Real española del escándalo. En las últimas semanas, su socio en Nóos, Diego Torres, declaró al juez que el Rey Juan Carlos sabía de los negocios de Urdangarin en Nóos y que, incluso, intercedió por ellos en el 2007.

La versión del Palacio de la Zarzuela es que el Rey supo de los manejos de Urdangarin en el 2005 y que le obligó a renunciar a la dirección de Nóos en marzo del 2006. 

“Don Iñaki seguía detrás de los proyectos y esto tampoco era ajeno (a la Casa del Rey)… La recomendación era que se cubrieran las apariencias, pero no que no pudiera estar en la fundación”, explicó Torres al juez. 

Un sondeo publicado por periódico El País el fin de semana pasado revelaba que el 46 por ciento de los españoles le cree a Torres y piensan que el Rey Juan Carlos estaba al tanto de lo que hacía Urdangarin. 

MIEL SOBRE HOJUELAS

Durante muchos años, Urdangarin gozó de una imagen impecable. Fue un exitoso jugador de balonmano que se enamoró de la Infanta Cristina en la Villa Olímpica de Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1992. 

Iniciaron un noviazgo en secreto hasta casarse en octubre de 1997. Tras retirarse como jugador en el 2000, se inscribió en un máster en la ESADE, una prestigiosa escuela de negocios en la que fue alumno de Torres. 

En el 2002 se asociaron y pusieron en marcha el Instituto Nóos, una ONG dedicada a la organización de eventos deportivos. La tarifa mínima por sus servicios era de 100 mil euros y llegaron a tener hasta un centenar de clientes. 

Torres aportaba el “know how” y Urdangarin, los contactos. Fernando Roig, presidente del equipo de futbol Villarreal, pagó a Nóos casi 700 mil euros por un informe de 13 páginas sobre posibles patrocinadores para su estadio. 

“Los contratamos, básicamente, porque Iñaki Urdangarin era su presidente”, declaró Roig al Fiscal Anticorrupción. 

Juan Bautista Soler, ex presidente del Valencia Club de Futbol, relató al mismo fiscal que contrató al Instituto Nóos a pesar de que el club estaba en la bancarrota.

“Me sentí obligado debido a que era Iñaki Urdangarin quien lo pedía, a diario”, aseguró.

En el 2006, mientras el juez José Castro investigaba un caso de corrupción en el gobierno de Palma de Mallorca, se encontró con unas facturas por 5.8 millones de euros en favor del Instituto Nóos, de los gobiernos Balear y de Valencia. 

Eso motivó a que se abriera una investigación en el 2010 centrada en el Instituto Nóos. Un año después, Castro acusó formalmente a Torres y, antes de terminar el 2011, el 29 de diciembre, también al Duque de Palma. 

CORREOS DE AMOR Y SEXO

Cada vez que Torres acude al juzgado, en el Palacio de la Zarzuela se ponen muy nerviosos.

Torres explicó al juez que el Rey Juan Carlos intercedió en favor de Nóos en el 2007 en sus intentos por conseguir patrocinio para un segundo equipo de vela que participaría en la Copa América 2009. 

Torres mostró al juez un mail que le envió Urdangarin en el que le decía: “Tengo un mensaje de parte del Rey y es que le ha comentado a Cristina, para que me lo diga, que le llamará Camps (Presidente de la Comunidad Valenciana) a Pedro para comentarle el tema de la base del Prada. Y que, en principio, no habrá problema y que nos ayudarán a tenerla”.

El proyecto, a pesar de los auspicios reales, no prosperó. 

Una de las revelaciones de Torres que más daño han hecho daño a la Corona española es su versión de que los contratos que Nóos firmó con los gobiernos de Palma y de Valencia (y que investiga la justicia) se firmaron en los palacios de Marivent, en Mallorca, y en el madrileño de la Zarzuela, las residencias oficiales del Rey. 

Fruto de esa declaración, el juez Castro llamó a declarar al secretario de las Infantas, Carlos García Revenga, quien había sido tesorero de Nóos. 

Revenga explicó al juez que no tenía ningún papel en la gestión económica de la ONG y que sólo asesoraba al Duque “en calidad de amigo”. 

En los próximos días, el juez podría pedir a la Casa Real que entregue el registro de visitantes para comprobar la veracidad de la declaración de Torres.

El intercambio epistolar cibernético del Duque de Palma revela aspectos poco conocidos de su personalidad, como su afición por enviar fotos de chicas desnudas a García Revenga o su jocosa forma de firmar parte de su correspondencia como “el Duque em.Palma. do”, un juego de palabras con su título, que alude a la excitación masculina. 

Torres también entregó al juez cartas entre Urdangarin y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la amante del Rey, en las que se deduce que Juan Carlos medió para que Corinna le consiguiese a su yerno un trabajo en la Fundación Laureus, mismo que fue remunerado con 200 mil euros anuales. 

“Le he mandado copia a tu suegro y espero que esta propuesta disipará cualquier duda”, le escribe Corinna al Duque.

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