En el Auditorio Nacional fui testigo una vez más de cómo Juan Gabriel es el número uno.
Diez mil almas nos reunimos para corearle, aplaudirle y entregarle nuestro cariño al “Divo”. Y él salió, como siempre, a dar un espectáculo único, como sabe. Con una producción espectacular, llena de colores e imágenes que nos traen los más bellos recuerdos de su carrera.
Se dedicó a consentirnos cantando piezas que ya llevamos en la sangre. Y también se permitió otras que, como él dice, “casi no las canto”. Y tuvo el gran detalle de proyectar la letra de las mismas en la pantalla central.
La interacción con el público durante todo el show hizo que nos encariñáramos más con él. Todos nos fuimos con alegría y recargados de energía y amor que nos entregó en cada momento.
Tengo la fortuna de conocerlo como persona y como profesional. Desde hace tres años trabajo en mi nueva película, ¿Qué Le Dijiste a Dios?, una historia que se entrelaza con canciones de Juan Gabriel.
Su música no ha dejado de sorprenderme día con día, sus letras y sus melodías tan nobles se han mimetizado con la historia de mi vida, y creo que con la de todos los mexicanos. ¿Quién no ha cantado, reído y llorado con sus canciones? Canciones que, como alguna vez me dijera Carlos Monsiváis, “están hechas de verdad”.
El proceso creativo que hemos compartido me ha confirmado la grandeza de su espíritu. Es un ser tan lleno de arte y de ideas que su punto de vista hacia el proyecto ha servido para enriquecerlo y llevarlo a su máximo potencial.
Gracias por dejarnos cantar tus canciones. Por tu entrega y tu gran corazón. Por recibirme en tu casa, por acoger la película y quererla tanto como yo.
*La autora es cineasta.

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