La banda que durante más de dos décadas, se ha encargado de desestabilizar al rock desde el mismísimo corazón de la bestia.. Babasónicos, regresa a la casa que los vio dar sus primeros pasos en el mundo artísticos, Sony Music, quien ahora se honra en anunciar el lanzamiento de su nuevo sencillo titulado “La lanza” primer corte que se desprende de lo que será su nuevo álbum de estudio llamado “ Romantisismico”, el cual saldrá a la venta el próximo 14 de septiembre del 2013.
Babasónicos esta integrado por:  Mariano Roger ( guitarra), Diego Tuñon ( teclados), Diego “ Panza” Castellanos ( batería), Diego “UMA” Rodríguez (guitarra, voz, percusiones y demás instrumentos), y Adrián “ Dárgelous” Rodríguez ( voz).
“ La Lanza” ya se encuentra disponible en venta en formato digital.
Pocas bandas han logrado que canciones tan incorrectas se conviertan en hits radiales y que estadios enteros, en toda América latina, canten verdaderas barrabasadas como si se tratara de dulces e inofensivas cancioncitas pop. Con determinación, talento e inteligencia, el grupo sostuvo una trayectoria ascendente, desde los sótanos en los que se gestó el Nuevo Rock Argentino de los ‘90 hasta ámbitos que albergan a decenas de miles de personas. Y en el éxtasis del flash, se las compuso para tocar de manera inconfundible a cada uno de los que se cruzó con su influjo.
Y todo podría haber salido realmente mal. Por ejemplo, porque hasta poco tiempo antes de grabar su primer disco, la banda no tenía guitarrista fijo.
Y porque firmar contratos no era lo mejor que sabían hacer esos “forajidos” que se juntaban a plantar una semilla de cambio del rock argentino en una habitación de Lanús, en el conurbano bonaerense.
El germen de la banda nació del reencuentro entre el cantante Adrián Dárgelos con el tecladista Diego Tuñón, quienes ya habían compartido proyectos durante los ‘80.
Dárgelos había viajado a Estados Unidos e Inglaterra, donde experimentó de primera mano el cambio de aire que se estaba generando en la escena rockera internacional.
La determinación de gestar algo nuevo movilizó a la dupla, que enseguida recurrió al bajista Gabo Mannelli (ex Los Brujos y Juana La Loca) y al baterista Diego “Panza” Castellanos. Andaba por allí Diego Uma, hermano menor del cantante, quien empezó tocando un set de percusión armado con baldes, a años luz del multiinstrumentista y productor que es hoy.
Y cuando Mariano Roger se incorporó como guitarrista, la banda estuvo lista para grabar Pasto sin siquiera tener experiencia en shows.
El siguiente paso fue alquilar una quinta donde registrar el álbum. Ese verano de fines de 1991 los seis músicos consolidaron una amistad y también un grupo de trabajo en el que los roles cambiarían de acuerdo con las circunstancias.
El resultado de esas sesiones fue Pasto (1992), publicado por Sony, mientras Buenos Aires se deslumbraba con la novedad de “la movida sónica” y lo que luego sería conocido como Nuevo Rock Argentino. Ampulosos nombres para describir a un puñado de bandas, entre las cuales Babasónicos sobresalía por su desfachatez (la banda decidió autoproducirse, aunque tenía cerca a Daniel Melero y Gustavo Cerati), su look cruza de surfer y neohippie, y, sobre todo, por canciones como “D-Generación”, donde Dárgelos se plantaba: “Porque a mi generación no le importa tu opinión”.
El sonido de la banda ya había cambiado radicalmente para la época en que Babasónicos decidió grabar su segundo álbum, Trance zomba (1994): rap, funk, música disco y hardcore cargaron de electricidad ese trabajo, en el que se incorporó DJ Peggyn.
El álbum le permitió a la banda salir de gira por el interior de Argentina y también abrir el concierto de Depeche Mode en Vélez (antes ya había sido telonera de Soda Stereo en Obras).
 Para Dopádromo (1996), Babasónicos se propuso hacer “un disco raro, experimental”, influido por el cine clase B, el pop orquestal, el spaghetti western y la cultura trash. De allí, por ejemplo, el hit “¡Viva Satana!”. Y como la mezcla del álbum fue en Los Angeles, los músicos aprovecharon el viaje para hacer su gira debut por México, donde más adelante se consagrarían.
Fue el primer disco en el que los músicos trabajaron junto a Andrew Weiss (Ween, Yoko Ono).
En Babasonica (1997), la banda se internó por caminos tortuosos (“fuimos a investigar el Mal y las canciones hablan de eso”, explicó Dárgelos), en los que había adversarios, alquimia, sátiros y el Demonio.
Los sonidos habían cobrado una densidad y un barroquismo que remitía más a Black Sabbath que al pasado de Babasónicos, con canciones construidas a partir de riffs pesados y oscuros.
El álbum desconcertó a los seguidores de la banda, pero hizo que otros pararan la oreja.
Mientras el final del gobierno de Menem dejaba ver las grietas de un modelo político y económico que haría saltar a la Argentina por los aires en los años siguientes, Babasónicos grabó Miami (1999), que desde su tapa planteaba una crítica al estado de las cosas.
Los interlineados de las letras de Dárgelos se hicieron más complejos a partir de ese álbum, mientras la banda construía las canciones en el estudio, en un proceso en el que los límites estaban difusos y, por ejemplo, un sample de un oscuro soundtrack podía disparar formas creativas que derivaban en una orquestación diferente.
En aquellos años, el grupo tomó contacto con Ian Brown: un track grabado en Buenos Aires y viajó a Inglaterra.

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