La Duquesa de Cambridge y el Príncipe Guillermo aparecieron por primera vez en público con su pequeño hijo, el integrante más joven de la familia real, turnándose para llevarlo en brazos cuando lo presentaron frente al Hospital St. Mary donde eran esperados por una multitud.
“Es un momento muy especial”, dijo la duquesa a los reporteros, quien lucía un vesetido azul con puntos amarillos y su pequeño iba cubierto con un cobija amarilla en brazos de su esposo.
Su aparición sucedió menos de 24 horas después de que el pequeño nació lo que fue una sorpresa.
El pequeño, que pesó 3.8 kilogramos, no será rey en un buen rato: deberá esperar la línea sucesoria que va después de su bis abuela la Reina Elizabeth, su abuelo el Príncipe Carlos y su padre, el Príncipe Guillermo.
Aún no ha sido anunciado el nombre del bebé.
El príncipe Guillermo, Catalina y su varoncito recién nacido pasaron el martes su primer día en familia en un hospital de Londres, donde agradecieron al personal del centro por sus cuidados, mientras la gente en el exterior tuvo que aguardar para ver por primera vez al heredero real.
En medio de luces festivas, salvas de ordenanza y otros atributos ocurridos en Gran Bretaña y el exterior, Guillermo agradeció al personal del Hospital St. Mary “por el tremendo cuidado que hemos recibido nosotros tres”.
“Sabemos que ha sido un periodo muy atareado para el hospital y nos gustaría agradecer a todos —personal, pacientes y visitantes— por su comprensión en estos momentos”, dijo el príncipe británico en una declaración.
La oficina de la pareja en el Palacio de Kensington dijo que Catalina, duquesa de Cambridge, dio a luz a un bebé de 3,8 kilos (8 libras, 6 onzas) a las 4:24 de la tarde del lunes, desatando todo tipo de festejos improvisados de la gente frente al Palacio de Buckingham y frente al hospital privado Lindo Wing.
El palacio dijo el martes que “la madre, el hijo y el padre se encuentran bien esta mañana”.
La nueva familia seguramente permanecerá en el hospital hasta el martes por la tarde o el miércoles por la mañana.
Mientras tanto, el aspecto del bebé y su nombre siguen siendo un misterio.
Los turistas y curiosos acudieron el martes en masa al Palacio de Buckingham, congregados frente a las puertas para tomar fotos del caballete dorado donde, según la tradición, se colocan los anuncios de los nacimientos de la familia real.
“Fue un gran momento y una vez más nuestra familia real nos une a todos (los británicos)”, dijo David Wills, de 27 años, que hizo un desvío de casi 4 kilómetros (dos millas), camino del trabajo para pasar frente a palacio. “Siento que estoy presenciando hoy una parte de la historia”.
Una banda de la Guardia Real con casacas escarlatas amenizó a los concurridos con la composición “Congratulations” (Felicidades).
Otros festejos del martes incluyeron salvas de ordenanza por parte de varias compañías de la artillería real en honor del nacimiento y el repique de campanas en la Abadía de Westminster, en Londres.
En Nueva Zelanda, un grupo monárquico dijo que organizó un festejo nacional de luces en el que 40 edificios de todo el archipiélago fueron iluminados de azul para conmemorar el nacimiento real, inclusive la Torre Sky en Auckland, el aeropuerto en Christchurch y el Castillo Larnach en la ciudad de Dunedin, en South Island.
Una ceremonia de luces parecida tuvo lugar en Canadá. En la Torre de la Paz y el Parlamento en la capital, Ottawa, fueron iluminados de azul, así como la Torre CN en Toronto.
El bebé no ha cumplido aún un día —y quizá no reciba un nombre en días o semanas— pero tiene ya un edificio dedicado en su honor.
El primer ministro australiano Kevin Rudd dijo que un recinto en el Parque Zoológico Taronga de Sydney recibirá el nombre del príncipe como parte de un regalo de Australia.