Se le atribuye a Alfred Hitchcock el haber dicho que “los actores deberían ser tratados como ganado”; y aunque británico y cineasta como él, Danny Boyle mostró un rostro mucho más gentil este jueves en Guanajuato.
Boyle, ganador del Oscar a Mejor Director en 2009 por la película “¿Quién quiere ser millonario?” y uno de los invitados de honor del Festival Internacional de Cine Guanajuato 2013 (GIFF), ofreció una conferencia magistral en un pletórico Auditorio del Estado.
Más que como contador de historias y artífice del celuloide, Danny Boyle dio una lección de humanidad: lo mismo animando a jóvenes cineastas a seguir su sueño, que confesando lo apenado que estuvo de haber ido a Tailandia a filmar “La playa” con un staff descomunal (“de una forma colonial”) o afirmando que lo más difícil de dirigir la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres fue “mantener en alto el espíritu de los voluntarios”.
“Creo en la gente. Eso me impulsa y esa es la filosofía de ‘Quisiera ser millonario’”, señaló el cineasta. “En realidad, la película habla de que la historia de cada persona es importante, sea quien sea. Siempre hay suficiente en la historia de cada persona que tiene valor”.
El autor de una de las cintas de culto de los noventa, “Trainspotting” o de una de las exitosas renovaciones del género de zombis, “Exterminio”, sostuvo un diálogo con la audiencia y con Daniel Kandell, director de relaciones internacionales del GIFF, quién fue su anfitrión.
Boyle habló de sus orígenes en una familia católica y modesta y de cómo inició su trayecto artístico en el teatro, antes de pasar a la televisión y el cine.
“El teatro y el cine son muy diferentes. En aquel, ensayas mucho con los actores y das indicaciones, pero una vez que llega la función desapareces y son ellos son quienes cuentan la historia; mientras que en una película sí eres tú el narrador”, apuntó.
A pesar de haber dirigido ya algunas cintas de grandes presupuestos, Boyle continúa sintiéndose un realizador alternativo, que no se siente tan cómodo en el sistema de estudios de Hollywood.
“‘La playa’ costó 50 millones de dólares, que no es mucho, pero sí el doble o triple de lo que manejaba. Por mi tradición católica no me gusta desperdiciar el dinero y me sentí muy incómodo. A diferencia de Guillermo del Toro o Chris Nolan no sé trabajar con presupuestos grandes. No soy el tipo”, expresó.
Boyle comentó también sobre sus futuros proyectos y se mostró interesado en dirigir una secuela de “Trainspotting”, pues le gustaría retratar “el efecto del tiempo sobre estos personajes y actores, 20 años después”.
Elogia a “Heli”
En su conferencia magistral dentro del GIFF, Danny Boyle, quien visita por primera vez México, se mostró profundamente impactado por las momias, el arte de Diego Rivera, la zona arqueológica de Cañada de la Virgen y… la más reciente cinta del director de casa, Amat Escalante.
“Amat hizo un magnífico trabajo. Todos hemos visto esos titulares de cadáveres colgados, pero él ha presentado todo esto a través de los ojos de gente común y corriente. Yo no lo veo grotesco, como mucha gente criticó en Cannes, sino muy sutil. Ha sido muy maduro en su modo de reflejar la violencia y eso lo apreció el jurado dirigido por Steven Spielberg”, comentó.
Boyle también resaltó la apuesta del cineasta guanajuatense por emplear a actores desconocidos en su elenco. “Hay que confiar en ellos para que cuenten la historia”, expresó el cineasta, quien también echo mano de actores no profesionales en “¿Quién quiere ser millonario?”