“Los Amantes Pasajeros”, la primera comedia de Pedro Almodóvar en los últimos 20 años, le sirvió al director manchego para explotar un tipo de personajes nuevos para él: las “locas”.
“Aunque en mis películas no es raro que haya personajes homosexuales, nunca había utilizado el tipo de homosexual que sale aquí, lo que en España llamamos ‘la loca’, muy afeminado, que no le importa hacer ostentación.
“Eso viene muy bien a la comedia. Yo no creo, por ejemplo, que ‘La Ley del Deseo’ o ‘La Mala Educación’ sean películas homosexuales, pero aquí las ‘locas’ sí que le dan el tono a todo”, considera en charla telefónica desde Madrid.
Esas tres “locas” a las que se refiere son los azafatos Fajas (Carlos Areces), Joserra (Javier Cámara) y Ulloa (Raúl Arévalo), quienes tratan de mantener la calma dentro de un avión, con destino a la Ciudad de México, que tiene una falla técnica.
Un coctel de miedo con canciones como “I’m So Excited”, alcohol, drogas y sexo generará que los secretos de los pintorescos pasajeros salgan a la luz.
Porque allí, en la primera clase, se esconden un empresario corrupto (José Luis Torrijo), una mujer que se ha acostado con poderosos políticos (Cecilia Roth) y un misterioso “asesor de seguridad” mexicano (José María Yazpik).
“Mi personaje acaba hablando del narco y lo violento que está México, pero Almodóvar no nos carga la mano, así estamos”, dice Yazpik.
Casi todas las escenas de “Los Amantes Pasajeros, en el que también hacen pequeños papeles figuras como Antonio Banderas, Penélope Cruz y Paz Vega, ocurren dentro del avión, por lo que su realización fue muy teatral.
“La película esta concebida casi como una comedia musical con un único escenario. Y dentro de eso, estos azafatos, este coro griego que parece salido de La Jaula de las Locas”, añade el realizador, que rodó en Madrid y Calatrava.
Pero no todo es ligereza, risas y color, pues en la narrativa, admite Almodóvar, se encuentra todo un discurso metafórico sobre la crisis española actual y el ánimo de su sociedad.
“La palabra crisis no se menciona ni una vez, pero de algún modo la realidad fue colándose.
“El miedo y la incertidumbre de estos pasajeros que dan vueltas sobre una elipse una y otra vez, sin saber cuándo van a aterrizar, corresponde a mi idea de la situación actual española”.
El laureado cineasta, quien había trabajado antes con mexicanos como Gael García y Daniel Giménez Cacho, señala que encontró en Yazpik a un histrión comprometido.
“La verdad es que en esta película todos fueron muy disciplinados, pero Chema fue el que más. La parte importante de su papel estaba en la parte final del rodaje y él esperaba siempre diligentemente en su camerino, siempre dispuesto a ensayar”, recuerda.
Para el actor de Sólo Quiero Caminar y Abel, en cambio, la experiencia de convertirse en un “Chico Almodóvar” fue peculiar por el especial método de trabajo del manchego.
“No da a ningún actor licencias creativas. Él sabe perfectamente cómo quiere el personaje, su ritmo y su tono. Él te lo actúa y tú lo tienes que copiar”, advierte Yazpik.
Aunque no tuvo la bendición de la crítica, Los Amantes Pasajeros ha sido uno de los éxitos fílmicos del año en España.

Crítica con humor
“Bajo el barniz de una comedia arrebatada y lúbrica, se oculta un relato amargo y una alegoría de una sociedad vapuleada por la corrupción, los escándalos políticos y eróticos y la obsesión por la fama”.
Rafael Aviña

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