James Franco salta de actuar a escribir o dirigir sin tiempo ni de reflexionar, y el resultado son películas en exceso pretenciosas. Así fue juzgado al presentar su cinta “Child of God”, que compite en el Festival de Venecia.
La cinta es la adaptación de una novela de Cormac McCarthy, que según críticos, está muy por encima de lo que ha conseguido el director.
“En el cine me gusta usar historias de autores que me gustan mucho, como McCarthy. Me ayudan a elevar el nivel de mi acción, de mi proyección, me siento obligado a mantener el nivel del libro”, explicó en rueda de prensa a Efe.
En el caso de “Child of God” ha cambiado la estructura de la obra de McCarthy para usar una narración más lineal de la historia de Lester Ballard, un hombre muy violento incapaz de vivir en sociedad, que evoluciona hasta el asesinato y la necrofilia.
El protagonista es Scott Haze, un nombre muy poco conocido que ya tuvo un papel en el filme anterior de Franco “As I lay dying”.
El realizador se mostró entusiasmado por la “increíble” actuación de Haze. “Hay tantos actores que habría podido utilizar…., grandes nombres, pero yo sabía que Scott era la persona adecuada”, explicó.
Un papel que el actor se preparó aislándose del mundo durante tres meses, pasado la noche en cuevas, algo que hizo sin que el director se lo hubiera pedido.
“Llegó al set con aspecto extraño, no habló con nadie y permaneció así durante todo el rodaje”, explicó Franco.
Por su parte, Haze indicó que su objetivo era conciliar el rudo y violento lado de su personaje con ese aspecto un tanto cómico que estaba muy claro en el libro, sobre todo en lo que se refiere a su forma de moverse.

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