Migbelis Castellanos, una estudiante simultánea de Comunicación Social y Ciencias Políticas de 18 años, fue coronada Miss Venezuela en una ceremonia que cada año congrega frente a los televisores a millones de venezolanos apasionados por la belleza de sus mujeres, y que en años recientes se ha convertido en un terreno neutral entre pobladores de este país dividido por la política.
Castellanos, de 1,76 metros, la más joven del grupo y quien representó a la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, se impuso sobre otras 25 aspirantes la noche del jueves, cuando obtuvo el derecho de representar a Venezuela el próximo año en Miss Universo.
Como primera finalista quedó Michelle Bertolini, una tenista profesional de 19 años, quien representará a Venezuela en el venidero Miss Internacional. Bertolini representó el estado central de Guarico.
Cada año al menos por una noche el certamen hace olvidar a los venezolanos por varias horas el antagonismo político que hace difícil que muchos se pongan de acuerdo casi sobre cualquier cosa debido a las virulentas posturas como la de aquellos que afirman que el presidente Nicolás Maduro sustituyó al fallecido presidente Hugo Chávez en una elección fraudulenta, u oficialistas que acusan a la oposición de orquestar el caos económico para desestabilizar su gobierno.
Sin duda, entre las cosas que unen a los pobladores de este país sudamericano está el certamen Miss Venezuela, el programa de televisión más visto en el año y un verdadero orgullo nacional.
Los venezolanos señalan que su país —uno de los mayores exportadores de hidrocarburos del mundo— es conocido en el exterior, entre otras cosas, por el petróleo y las reinas de belleza.
Venezuela ha conquistado seis veces el concurso Miss Universo, incluidas dos coronas en años seguidos. En 2009 Stefanía Fernandez logró algo que parecía un sueño irrealizable: Obtuvo el cetro universal por segundo año consecutivo para Venezuela; Dayana Mendoza lo hizo en Vietnam un año antes.
Además de los seis títulos de Miss Universo, Venezuela también ha ganado Miss Mundo en seis ocasiones, seis veces el cetro de Miss Internacional y otras 100 diademas. Con excepción de la Miss Mundo en 1955, Susana Duijm, el resto de las coronas fueron conquistadas a partir de 1979.
En dos oportunidades, 1996 y 1981, Venezuela obtuvo los cetros de Miss Universo y Miss Mundo el mismo año. Únicamente Australia, en 1972, y la India, en 1994, han logrado la doble hazaña, aunque sólo en una ocasión.
El certamen es el programa número uno de la televisión local cada año. Su difusión atrae a dos terceras partes de la teleaudiencia, asegura Venevisión, que cada año lo transmite enmarcado en un espectáculo musical. La ceremonia duró casi cuatro horas.
Los concursos de belleza son muy populares en esta nación sudamericana, donde la tenaz y persistente idea por la belleza forma parte de la vida diaria de muchos venezolanos y los concursos son vistos casi como un deporte nacional.
Algunos venezolanos critican la obsesión por la apariencia física, que consideran insustancial en un país donde una mayoría de la población vive en pobreza, pero muchos no comparten esa idea.
En este país profundamente politizado, los venezolanos encuentra en el Miss Venezuela, así como en el béisbol —el deporte número uno del país_, dos importantes puntos de encuentros.
“Sin importar si eres chavista u opositor este es uno de los pecados que compartimos. Nos gustan los concursos de belleza, el béisbol, una cerveza bien fría, una buena carne a la parrilla, y cada vez que se puede, salir de rumba”, dijo José Luis Martínez, un estudiante universitario de 21 años.
“A qué venezolano no le gusta decir que tenemos mujeres más bonitas, también son las más coquetas del mundo”, agregó Martínez en alusión a las grandes sumas que gastan las venezolanas en cosméticos y al hecho que es parte del paisaje ver a diario mujeres indiferentes a las miradas, aplicándose maquillaje cuando viajan en el metro, en autobús o mientras conducen sus automóviles en la congestionada autopista de la capital.
María Eugenia Enríquez, una mujer que portaba una camiseta roja estampada con la imagen de los ojos del fallecido presidente Hugo Chávez, comentó que “el Miss Venezuela es tan nuestro como la arepa o la hallaca”, plato típico de las fiestas de Navidad, parecida a los tamales mexicanos, la cual se envuelve en una hoja de plátano.
“Soy revolucionaria, pero me gusta ver el show con toda la familia. Lo hacemos todos los años”, agregó Enríquez, quien acababa de salir de un salón de belleza, establecimientos que superan el número de farmacias en el directorio telefónico de Caracas.
Uno de los momentos destacados fue en la ronda de preguntas, que dirigió el conductor y periodista cubano Ismael Cala.
Cala exploró las personalidades de cada una de las 10 finalistas y logró de ellas respuestas ricas tras diseñar sus preguntas en base a las entrevistas previas con cada una de ellas.
Cuando el presentador preguntó a representante del Distrito Capital, Andrea Lira, sobre qué no mostró el reality “Miss Venezuela, Todo por la Corona” de su personalidad, la estudiante de comunicación social, de 20 años, respondió que el programa de realidad mostró “la parte de las operaciones y la estética” que la transformaron físicamente, “pero dentro de mí existe un sueño y es un sueño de país que tenemos todos los venezolanos. Yo quiero que mi país sea un país que no se conforme y que siga luchando a pesar de las adversidades y que unamos, en lugar de pensar en las diferencias”. Esas breves palabras evocaron el áspero ambiente político del país y fue saludado con un sonado aplauso.
La selección de las 26 candidatas de este año fue el resultado de un proceso que comenzó con el programa de telerrealidad transmitido por Sony Entertainment Televisión, cuyo alcance estimado es de 46 millones de hogares en América Latina, según los organizadores del concurso.
“Miss Venezuela, Todo por la Corona” develó desde las dietas, los regaños, el maquillaje, las intrigas, las transformaciones —algunas producto de cirugías plásticas o cambios en el color del cabello— y las estrictas normas que las aspirantes al cetro de la belleza venezolana deben cumplir de cara a la noche del final del concurso, luego de seis meses de preparación. Fue la primera vez en más de seis décadas del concurso que se pudo ver buena parte del proceso de preparación de las candidatas.
El reality también pareció darle vitalidad al concurso que en las ediciones del 2011 y 2012 se realizó precipitadamente en un pequeño estudio de televisión y un hotel capitalino, respectivamente, donde se evidenciaron numerosas fallas, en buena medida por un intento fallido de los productores de mantener el gran formato del certamen en locaciones extremadamente reducidas. Por décadas los venezolanos se acostumbraron a ver escenificado el certamen en gigantescos centros de espectáculos con capacidad para miles de personas y con cientos de artistas en escena.
Reducciones drásticas del presupuesto y la imposibilidad de apartar por varias semanas los principales centros de espectáculos, que están en manos del Estado, obligaron a la televisora privada Venevisión a optar por esos escenarios reducidos.
Este año como en viejos y mejores momentos, la ceremonia se realizó en el Poliedro de Caracas, un centro de espectáculos estatal con capacidad para 15.000 personas, donde el dúo venezolano Chino y Nacho, ganador del Premio Billboard de la Música Latina, fue la figura musical del concurso.
Estudiante de 18 años es la nueva Miss Venezuela
Migbelis Castellanos, una estudiante simultánea de Comunicación Social y Ciencias Políticas de 18 años, fue coronada Miss Venezuela.