Hechos terribles de la vida transformados en carcajadas es la paradoja que Diego Luna presentó anoche con el monólogo Cada Vez Nos Despedimos Mejor.
La propuesta del dramaturgo y director Alejandro Ricaño es una comedia salpicada de humor negro que hizo reír, pero también llorar, al público en la primera de dos presentaciones en el Auditorio Luis Elizondo.
El lugar tuvo un aforo para 700 localidades, de las cuales se ocuparon 630 en la función inicial; la segunda fue reportada como lleno total.
El texto, combinado con la capacidad histriónica de Diego, un juego de luces en los puntos exactos que requería la trama y la musicalización en vivo de un percusionista fueron acertados para enviar el mensaje al público, que despidió de pie al actor.
La puesta, que inició a las 19:45 horas, narra la vida de Mateo y Sara desde su nacimiento en 1979, en la misma sala de partos, hasta el año 2012, abordando sucesos históricos que marcaron al País durante esos años.
Es así como Cada Vez Nos Despedimos Mejor recorre el terremoto de 1985, la “caída del sistema” en la elección presidencial de 1988, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, la victoria de Vicente Fox, los granadazos en Morelia y el regreso del PRI al poder.
Dos sillas colocadas sobre una tarima de madera, al centro del escenario, cuatro lámparas de techo y tres más en el suelo fueron suficientes para recrear plazas públicas, comunidades indígenas y hasta un vagón del metro.
“‘La Biblia, pero no la leí completa’, dijo el candidato”, mencionó el actor en un momento del monólogo, para generar el mayor número de aplausos y carcajadas de los asistentes, haciendo referencia al Presidente Enrique Peña Nieto cuando se le cuestionó en Guadalajara qué libros habían marcado su carrera política.
Aunque antes de la función se les pidió a los asistentes que apagaran sus celulares, muchas personas hicieron caso omiso de ello y continuamente provocaron distracciones con sus teléfonos durante la hora y 20 minutos que dura la puesta.
Entre algunos sollozos del público, los regios se llevaron el mensaje de que, en ocasiones, la vida no es como se espera, pero tiene que seguir su curso.

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