Lupita Nyong’o se está preparando para la normalidad. Tras el frenesí que ha generado su desgarradora actuación en “12 Años Esclavo”, quiere estar lista para retomar su vida en Nueva York.
“Trato de mantener mi régimen -descanso, agua, comida sana, ejercicio- para que cuando todo esto acabe no me quede una gran resaca”, dijo, mientras comía un bocado de huevos revueltos durante una entrevista reciente en un café de Beverly Hills.
Aún no acepta que su vida quizás no vuelva ser igual. “Tengo una mentalidad muy de evadir la realidad”, reconoció. “Siento que escondo la cabeza en la arena para que nadie pueda verme”.
Antes de interpretar a la esclava Patsey en el brutal relato de Steve McQueen sobre un hombre negro libre que es secuestrado y esclavizado en el sur de Estados Unidos en el siglo XIX, Nyong’o era virtualmente una desconocida. Ahora, como una nominada al Oscar a mejor actriz de reparto, se ha convertido en una estrella de éxito.
Cuando recibió la llamada de McQueen diciéndole que obtuvo el rol, “estaba tan eufórica”, recordó. “Pero entonces entré en pánico de inmediato. Tuve tanto miedo”.
Con razón: este sería su primer gran papel tras haber estudiado en la Escuela de Teatro de Yale. Pero rodar el filme le dio la confianza que necesitaba al salir de la escuela. “Fue una sensación increíble”, dijo.
Ahora, con todos los ojos puestos en lo que hará después, la actriz se niega a estresarse buscando otro papel igual de importante.
“Se ha establecido un patrón muy elevado externa e internamente”, dijo. “Pero no quiero caer en la presión de la expectativa. La película fue tan gratificante y artística. Saboreé eso y obviamente quiero vivir ese tipo de satisfacción creativa de nuevo, pero también sé que no puedo duplicarlo. Quiero una experiencia variada como actriz y eso incluiría algún fracaso, y eso es saludable”.
De hecho, la próxima película de Nyong’o está lista y su estreno previsto para el 28 de febrero: interpreta a una azafata en el thriller de acción “Non-Stop”, junto a Liam Neeson. “Es lo que necesitaba hacer”, dijo. “Era el antídoto perfecto para ’12 Years a Slave’; un género diferente con demandas diferentes. Fue muy técnico y divertido”.
Mientras crecía en Kenia, Nyong’o dice que sus padres la exhortaron a ella y sus cinco hermanos a “encontrar cuál era nuestra vocación en esta tierra y realizarla con excelencia”.
Antes de que el expresidente de Kenia Daniel Arap Moi permitiera la política multipartidista en 1991, el padre de Nyong’o, Peter Anyang’ Nyong’o, fue un defensor de la reforma democrática, oponiéndose al régimen autocrático keniano. Entonces profesor de ciencias políticas, el padre de Nyong’o se mudó con su familia a la Ciudad de México por su seguridad. Fue allí donde Nyong’o nació, aunque su familia volvió a Kenia antes de que cumpliera un año.
Nyong’o dice que sus padres la han apoyado tras su éxito en Hollywood pero que también se lo han tomado con filosofía. “Es bueno tener padres así porque están contentísimos”, dice, “pero no sacudidos”.
(El padre de Nyong’o es ahora un senador del condado de Kisumu y su madre, Dorothy Nyong’o, es la directora ejecutiva de la Africa Cancer Foundation).
Con los Premios de la Academia, el próximo domingo, la actriz de 30 años dice que quiere continuar saboreando cada momento, incluso aquellos abrumadores.
Estilo propio
Bendecida no sólo con una gran capacidad actoral, la notable belleza Nyong’o y su audaz forma de vestir han hecho de ella una de las celebridades más comentadas en las alfombras rojas.
Desde el vestido turquesa de Gucci que lució en los Premios SAG (del Sindicato de Actores de la Pantalla) hasta el traje verde esmeralda de Christian Dior que usó el pasado fin de semana en los Premios BAFTA del cine británico, la actriz es como el guionista de “12 Years a Slave” John Ridley la llama: “indudablemente equilibrada y agraciada”.
Jamás la chica que hojeaba Vogue (ahora aparece en la publicación como el rostro de la casa de modas Mui Mui), Nyong’o comenzó a comprar revistas de moda con el fin de prepararse para todos los eventos formales a los que asistiría tras el éxito de “12 Years”.
“Pensé, ‘OK, tengo que investigar”’, recordó entre risas. Permitirse “vestirse en grande” ha sido aterrador, admitió. Y haciendo referencia al traje escarlata de Ralph Lauren que llevó en los Globos de Oro, agregó, “¡Tenía una capa! Eso fue emocionante”.
Pese a su tendencia para hacer declaraciones de moda en atuendos impactantes, no siente presión para ofrecer siempre un look que dé de qué hablar. Y lo mismo siente sobre la noche del Oscar.
“Me siento privilegiada de que la gente me esté admirando y quizás nazca algún sueño debido a mi presencia”, dijo. “Pero mi responsabilidad es seguir buscando cumplir mis sueños y metas y la admiración se ocupará de sí misma”.