Aquí las enseñanzas no se profesan en la iglesia, no hay un sacerdote que diga qué es lo bueno o lo malo, simplemente es la música la que lleva un mensaje de amor.
Como en pocas obras, Godspell no tiene una historia totalmente lineal, sino que simplemente es Jesús, interpretado por José Ron, quien comparte con un grupo de jóvenes las reglas para una vida feliz.
“No crean que vine a remplazar a los profetas, he venido a completar lo que ya se ha dicho”, comparte Jesús cuando se presenta ante sus seguidores.
Pero la interpretación de este personaje no es la de un hombre con túnica que ha llegado a salvar al mundo, sino que con su alegría y actitud relajada contagia sus enseñanzas.
En este caso, es un Jesús que usa Converse o botas, y que está dispuesto a mostrar que actuar bien es más fácil de lo que se podría pensar.
A lo largo de la puesta en escena, se ejemplifican parábolas de la Biblia con ayuda de un grupo de jóvenes conformado por Ana Victoria, Óscar Schwebel, Alex Sirvent, Gina Castellanos, Joana Domínguez, Lucía Huacuja, Mayte de Samaniego, María José Brunet, Diego Medel y Jacser.
“Lo más mágico de Godspell es que no tiene protagonistas, deja brillar a todos en su momento, y simplemente es el personaje de Jesús un hilo conductor de la trama muy importante”, compartió Schwebel en entrevista.
Con la excepción de José Ron y Alex Sirvent, quien da vida a Judas, el resto del elenco interpreta a varios personajes.
Sin embargo, lo hacen de una manera muy distinta, que dista de ser una clase de catecismo, y que incluso arranca carcajadas del público.
Desde fariseos, luchadores de la AAA, hasta la propia Elba Esther Gordillo, sirven para ejemplificar las enseñanzas de Cristo de una forma muy moderna y lúdica.
Para ello es necesaria una pared de ladrillos en la que hay diferentes símbolos religiosos, un andamio, varias cajas negras y un escenario en el que pueden aparecer algunas regaderas, o hasta tomblings.
La puesta, producida por Juan Torres y Guillermo Wiechers, cuenta con 16 números musicales y durante más de dos horas y media, se escucha en vivo la música de Stephen Schwartz, creador también de las melodías de Wicked.