La tumba de María Félix, en la calle 4 del Panteón Francés, luce cuidada, limpia y es objeto de constantes remodelaciones patrocinadas por el heredero de “La Doña”, Luis Martínez de Anda.
Recientemente, dijeron cuidadores del lugar que pidieron el anonimato, fueron cambiadas dos placas con los datos de vida de la mítica actriz, se retiró una foto para colocar una nueva y se colocó piso.
Las hojas secas se barren con frecuencia, agregaron.
“El señor (Martínez de Anda) viene seguido. Se preocupa por hacer cositas. Algunos famosos dicen que ellos ayudan a esto, pero el único que paga cuidador es él”, dijo un trabajador.
Para mañana, el aniversario 100 del nacimiento de María, se esperan mariachis, marimbas y un pelotón de fans encabezados por Alejandro Martínez Cadena, uno de los grandes admiradores de la estrella de cine.
“Se dice que ese señor va a traer una estatua de la señora de varios metros de alto y casi una tonelada de peso.
“Ese día seguramente vendrá mucha gente grande. Cantarán unas canciones, estarán unas cuatro horas y se irán”, comentó otro trabajador.
Las visitas a la tumba de “La Doña” fuera de las conmemoraciones por su cumpleaños, eso sí, son casi nulas.
De acuerdo con el personal del Panteón, curiosos que se encuentran en el lugar por otras razones a veces preguntan por la ubicación donde descansa Félix.
Las flores en la tumba brillan por su ausencia prácticamente todo el año.
Venden su casa, conservan su arte
La Casa de las Tortugas, la residencia de María Félix construida en la década de los 70 por el arquitecto Pepe Mendoza, es actualmente propiedad de un particular.
De acuerdo con vecinos de la residencia morelense, en el número 7 de la Avenida Palmira de Cuernavaca, la propiedad pasó, tras la muerte de “La Doña”, a manos de su chofer, quien finalmente la vendió.
Aún se conservan piezas de porcelanas, alfombras persas y platería que La Doña acumuló en vida.
También obra de arte del pintor Antoine Tzapoff, su último compañero sentimental.
Según el portal oficial de La Casa, el mobiliario actual perteneció a la reina María José Di Savoia, de la familia real de Italia.
Según los vecinos de la Casa, en el interior habitan tres parejas que se encargan de su mantenimiento, pues el dueño radica en la Ciudad de México y sólo la ocupa como casa de fin de semana.
Destacan en todas partes los reptiles que dan nombre a la casa.