Jennifer Lawrence ha decidido dar un paso más en su relación con Nicholas Hoult al comprar una casa juntos en el vecindario de St John’s Wood, en el norte de Londres, que planean decorar como una joven pareja más.
De esta forma el actor británico podrá disfrutar más a menudo de la compañía de su familia, que reside en la capital londinense, mientras que la ganadora del Oscar tendrá la oportunidad de integrarse aún más en el círculo de íntimos de su novio.
“Es la primera casa para Nicholas. Está muy emocionado y ya ha empezado a comprar los muebles en Ikea. Últimamente se ha interesado mucho por el feng shui, así que en su habitación ha colocado troncos, ramitas con luces, y el futón y todo lo demás apoyado directamente en el suelo junto a las demás cosas, como fuentes de agua y sillas, todo colocado en la buena dirección”, confesó la hermana del intérprete según el periódico The Sun.
Aunque la pareja ha tenido algunos altibajos sentimentales tras conocerse en 2011 durante el rodaje de ‘X-Men: Primera Generación’, ahora parecen estar disfrutando de un momento de estabilidad después de decidir retomar su relación el verano pasado al reencontrarse de nuevo en el set de la última entrega de la saga de superhéroes.
Para terminar de redondear el feliz momento que están viviendo, Jennifer y su novio han dedicado semanas a buscar la propiedad perfecta capaz de cumplir todos sus requisitos, lo que les llevó a enamorarse en un principio de una casa valorada en 2 millones de dólares en Hook, cerca de la residencia familiar de Nicholas.
“Jen adora el estilo de vida inglés y como ahora ambos van muy en serio, es lógico que se hayan interesado en comprar algo juntos”, había declarado con anterioridad un amigo de la pareja al mismo periódico.
Por el momento, Nicholas está centrado en introducir poco a poco a su novia en las costumbres de la capital británica y en presentarle a sus más allegados para que la joven no eche demasiado de menos su vida en la meca del cine. Sin ir más lejos, la semana pasada los dos enamorados acudieron a una fiesta en casa de un amigo en Dulwich (sur de Londres), durante la que dejaron de lado el glamour propio de Hollywood.

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