Han pasado cinco años desde la muerte de Michael Jackson pero su carrera está más viva que nunca.
El mes pasado una presentación en Las Vegas que usó un holograma del rey del pop bailando fue transmitida a todo Estados Unidos.
Su nuevo disco debutó en el segundo puesto de las listas de popularidad, y un espectáculo itinerante del Cirque du Soleil, basado en sus canciones, ha tenido unas 500 presentaciones a nivel mundial.
Desde su muerte, a sus 50 años, el patrimonio familiar en propiedad de la familia del cantante ha ganado más de 600 millones de dólares. Algunas de las ganancias han servido para mantener a sus tres hijos que tienen entre 12 y 17 años, así como a su madre. Pero la gran mayoría ha sido destinada a pagar las enormes deudas del cantante y para administrar el patrimonio que ha forjado su carrera póstuma, según un análisis de The Associated Press.
En estos cinco años ha habido varios cambios para los hijos de Jackson conocidos ante el mundo como Prince, Paris y Blanket. Ellos estaban en la mansión rentada por el cantante el 25 de junio de 2009, cuando le administraron la dosis letal del anestésico propofol en su habitación. Después fueron llevados a un hospital cercano donde se declaró la muerte de su padre. Se necesitaron semanas para saber lo ocurrido y más de dos años para que el médico acusado de darle la dosis fatal a Jackson fuera sentenciado por homicidio involuntario.
Michael Jackson les enseñó a sus hijos a ser filantrópicos, les hacía fastuosas fiestas de cumpleaños y los ocultaba de los paparazzi. Y pese a que ya no está más a su lado, sigue siendo un buen proveedor.
Cerca de 20 millones de dólares se habían invertido para mantener a los hijos de Jackson y su madre Katherine hasta 2012. Los pagos a la familia aumentaron cada año a partir de junio de 2009, según archivos de la corte. El dinero acumulado en las cuentas del cantante, así como en bodegas llenas de sus pertenencias, será entregado a los niños cuando lleguen a la adultez.
Por lo pronto sus abogados han tratado de sanear las finanzas de Jackson y generar dinero para sus herederos. Entre los pagos que se han hecho entre mediados de 2009 y finales de 2012 se destacan:
— Más de 91 millones de dólares en impuestos y licencias, incluyendo 45 millones pagados al gobierno federal en tributos.
— Más de 25 millones en compensación a los albaceas del patrimonio familiar, el viejo abogado de Jackson, John Branca, y su amigo y ejecutivo musical John McClain. Los albaceas reciben un porcentaje de las ganancias del patrimonio.
— Más de 17 millones pagados a abogados que representan al patrimonio, a Katherine Jackson y a sus nietos.
— Casi 4 millones para almacenar y archivar las pertenencias del cantante y la música inédita que Jackson acumuló durante su vida.
“Este es un patrimonio complejo con asuntos únicos”, dijo el abogado de Katherine Jackson, Perry Sanders Jr. “A pesar de todas las circunstancias la señora Jackson y los niños están siendo cuidados”.
Sanders, quien ha realizado auditorías sobre los gastos del patrimonio, dijo que todo está en orden y detalló que los archivos financieros empatan precisamente con lo que se ha presentado ante la corte.
“Es sorprendente lo grande que son las cifras, pero cuando te das cuenta de lo que implica— y el juez ha aprobado todas esas cifras— entonces no parece tan alarmante”, dijo Irwin Feinberg, un abogado especializado en investigaciones legales.
Aunque Jackson ansiaba el éxito, en sus últimos años su prioridad eran sus hijos. Los tres tienen gran parte de su legado, la música, los pases de baile y los negocios que dejó el cantante para que tuvieran una vida cómoda, si no es que en abundancia.
Los hijos del cantante viven con su abuela en una casa en la lujosa zona de Calabasas, donde también vive la familia Kardashian, Britney Spears, Selena Gomez y hasta hace poco Justin Bieber. Con el dinero que dejó Jackson se pagan sus escuelas privadas e instructores, un chef, seguridad privada y vacaciones familiares.
Tienen la estabilidad que su padre luchó por darles cuando estaba vivo.
“La principal prioridad de Michael eran sus hijos, no el dinero, ni la fama”, dijo Tom Mesereau, el abogado que defendió exitosamente a Jackson contra los cargos por abuso sexual y sigue en contacto con la familia. “Les quería dar la mejor educación posible. Quería que fueran gente de mundo”.

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