Un elemento básico de la cultura popular contemporánea es el anime, o animación hecha en Japón, que tiene un nutrido grupo de seguidores en México.
Esta noche, la especialista en anime, Kyoko Mikami, resumió ayer en una hora y media, la historia de la animación japonesa desde la posguerra, en la Cineteca Nacional, que desde el 17 de julio tiene una programación especial dedicada a esta disciplina.
Los seguidores llenaron la sala 7 del recinto, para escuchar a Mikami, quien fue intercambiando fragmentos de caricaturas animadas, con explicación y análisis.
Inició con imágenes de la versión original de Astroboy, de 1963, en blanco y negro.
Mikami explicó que en esa época, el anime estaba basado en historietas del manga, o cómic japonés, que eran transformados en imagen en movimiento.
“La diversidad del anime está directamente relacionada con la diversidad del manga”, comentó.
La popularidad del anime dentro y fuera de Japón hicieron que su producción sea basta, teniendo categorías especializadas dependiendo del tipo de audiencia, como las historias de época, las de deportes, de comedia, de superhéroes, de robots y para niñas.
El repaso que hizo, mostrando pequeños fragmentos de cada categoría y de diferentes décadas, desde los 60 hasta la fecha, dejó claro la evolución que ha sufrido, dejando atrás la animación manual para dar paso a la digital.
Mikami destacó que las caricaturas japonesas, a diferencia de las producciones de Disney, siempre se han caracterizado por abordar temas de vanguardia, historias complejas, sin intentar tener al héroe, que representa la bondad absoluta, ni al villano por excelencia.
La especialista señaló que en la actualidad, se producen 200 series de anime cada año en Japón. La mitad de éstas, tienen historias que duran por lo menos un año.
La influencia del anime en la cultura nipona, y de personajes como Astroboy, es tal que las compañías que están creando robots, como Honda, han basado sus diseños en este tipo de series.
“En el futuro no muy lejano habrá un Astroboy hecho realidad”, aseguró.