A diferencia de sus hermanas, Rumer y Scout, que se han desarrollado como modelos y actrices, Tallulah Willis permanece fuera de los reflectores porque padece Trastorno Dismórfico Corporal.
Esta enfermedad consiste en una preocupación obsesiva en torno a algún defecto percibido en la imagen corporal, ya sea real o imaginario.
Y la hija de Demi Moore y Bruce Willis no sólo ha enfrentado ese trastorno, sino también las crueles críticas de la gente y de los medios de comunicación, según denunció la propia joven, de 20 años.
“A veces siento que los padres me miran y dicen: ‘¡Oh, Dios, gracias porque no es mi hija!’. Cuando era más joven, sufrí por ello.
“Me diagnosticaron con Trastorno Dismórfico Corporal por leer esos malditos tabloides, cuando tenía 13 años, que me hacían sentir fea”, señaló, en un video de la campaña “What’s Underneath Project”.
En el clip del proyecto, que invitó a varias personas a quitarse la ropa para demostrar que tener estilo no implica convertirse en otra persona, Tallulah indicó que usaba prendas reveladoras para que nadie se fijara en su rostro.
“Eso me hizo empezar a vestirme mostrando mis pechos y trasero. El hecho de que toda la atención estuviera en mi rostro era muy tenebroso para mí.
“Siempre quise distraer a la gente de mi cara y, en ese momento, me di cuenta que ya no era yo”, expresó la fundadora del blog de moda Clothing Coven.
El problema se acentuó de tal forma, que la chica empezó a odiar también su cuerpo. Fue entonces que dejó de comer para perder peso, hasta que llegó a pesar unos 45 kilos.
Debido a la inseguridad que la embargaba, la menor de las Willis tomaba muy en cuenta la opinión de gente externa a su círculo de familiares y amigos.
“Yo creía más en los extraños que en la gente que me quería porque, ¿cómo podrían ser honestas las personas que me amaban? Era una convicción real.
“Podrían decirme mil veces que no era cierto (que era fea), pero para mí era obvio que mentían”, indicó.
Su batalla personal tuvo una tregua el año pasado, cuando la joven tuvo una especie de epifanía.
“Me puse una blusa que abotoné hasta mi cuello, unos pantalones largos muy flojos y sólo dejaba ver mis brazos. Me sentí hermosa. Fue un madr… mental.
“El hecho de que toda la atención estuviera en mi rostro siempre fue aterrador, por eso siempre quería distraer a la gente”.
ASÍ LO DIJO
“Gustarte a ti misma es una locura. Y no me refiero a tu aspecto, sino a tu yo interno, a encontrar el valor que radica ahí”.
Tallulah Willis, bloguera de moda.