Cuando decimos Burberry, hablamos de una marca que toma su nombre del apellido del inglés Thomas, nacido en 1835, y quien a los 21 años fundó su primera tienda en Basingstoke. Observador, ingenioso y emprendedor, este hombre descubrió en la ropa de trabajo de los granjeros la tela que en su momento patentó y que hoy conocemos como gabardina.
Era 1879 y este hombre ponía en el mercado un abrigo resistente al agua, lo cual en Inglaterra, donde las lluvias sorprenden todo el tiempo, se convirtió en la prenda que todo mundo querría tener. Es real, la cultura británica tiene tan presente a The Beatles como la prenda de vestir a la que Thomas Burberry le añadió su inconfundible sello en 1904, cuando le colocó el logo del caballo y el forro a cuadros escoceses.
El tiempo pasó y el apellido de aquel hombre se convirtió en una marca de renombre que, a mediados de los años 90, Rose Marie Bravo llevó a las pasarelas. Si había que replantear el protagonismo de esta prenda, la idea era enfundar a la top model Kate Moss con ella y dejar que los paparazzi la persiguieran por todos lados. ¡Claro!, la demanda subió.

Dos generaciones
Ahora es Christopher Bailey quien está al frente de la marca, y con él, el trench no sólo está vivo, sino homenajeado, y qué mejor prueba que dedicarle una ceremonia olfativa titulada My Burberry. Porque si se trata de abrigos, hay que ponerle nombre propio al padre de todos.
Hacer que sobreviva una prenda al paso del tiempo es un reto, tal como el que viven las modelos que, cuando llegan a cierta edad, ven en picada su carrera. Kate Moss es una de esas historias poco comunes. Se casa, es madre, se divorcia, cae en excesos pero, al final, sigue siendo la consentida. Por el otro lado está Cara Delevingne, quien le hizo honor a su hombre al convertirse en el rostro de múltiples campañas publicitarias y en la nueva consentida de Burberry.
Es así que para este homenaje a tan importante prenda se citó al fotógrafo Mario Testino para la campaña en la que ambas trabajan juntas por primera vez, y lo hacen vistiendo la icónica gabardina Burberry Sandringham de color miel. Individualidad y optimismo es lo que, según la marca, siente una mujer cuando se enfunda en esta creación. Kate lo sabe, lleva 10 años protagonizando los anuncios con el trench literalmente puesto. Cara ya es parte del grupo desde 2010.
“La interacción con Mario es impresionante. Contamos con el mejor tiempo en el set y siempre hay proyectos interesantes y giros inesperados. Siempre es un placer trabajar con él y me encanta cómo me capta de una manera sexy pero divertida”, revela Moss a DE ÚLTIMA, respecto a su experiencia en este proyecto. Ellas se abrazan, pelean por ser protagonistas de una historia que en realidad no quiere a una ganadora, sino a dos generaciones que comparten una palabra: cariño. La lluvia aparece dentro del estudio y ahí están las top models -una consagrada y otra en pleno auge- cubriéndose bajo una gabardina. Luego toman el frasco y se bañan una a la otra entre risas

100 ml de “Trench Coat”
Bailey explica que My Burberry está inspirada en un jardín londinense después de la lluvia. Ese encantador aroma que se vuelve adictivo y que se traduce en la frescura de las rosas damasco, (cultivadas en Turquía durante el mes de mayo) y en las rosas centifolia, francesas y caprichosas, pues sólo se pueden recoger entre las 4 y las 10 de la mañana para obtener todo su esplendor. También hay notas de fresia y membrillo que suavizan la carga floral, para dar paso a una chispa de fresca bergamota, geranio y pachuli. La idea inicial es del director creativo y ejecutivo de Burberry, aunque la nariz detrás de todo es Francis Kurkdjian, quien trató de que así como sucede con una gabardina, la fragancia fuera discreta y fiel al típico estilo británico.
Los detalles no se escatiman. El frasco relata su propia historia. La tapa simula los botones distintivos de la prenda, y unos milímetros abajo aparece un nudo atado manualmente, el mismo que se hace en la cintura con la gabardina de tejido inglés. Y si se preguntan por los cuadros escoceses, están en el interior de la caja donde se guarda el frasco. El líquido es color miel, el tono más vendido si se trata de prendas con el caballo bordado.

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