El actor Gerard Depardieu reveló oscuros detalles de su pasado, entre los que destacan el haber sido ladrón de tumbas y también venderse a hombres homosexuales. 
Se confesó en su autobiografía “Ca c’est fait comme ca” (Sucedió así), en la que incluso habla de su amistad con el presidente ruso, Vladimir Putin. 
Gerard se define como un sobreviviente, pues de niño, su madre solía decirle que trató de abortarlo usando agujas para tener. En esa época enfrentó una pobreza tal que tuvo que ayudar en el nacimiento de su hermanos menores, pues sus padres no tenían dinero para pagar una partera. 
Comenzó a vagar por las calles cuando tenía 10 años, pero parecía de 15, y entonces se dio cuenta que resultaba atractivo para los hombres. “Desde muy joven he sabido que le gusto a los homosexuales”, escribió para añadir que cuando se le acercaban por sexo, “les pedía dinero”. 
El actor reveló que ocasionalmente ayudó a un hombre para excavar en tumbas y robar joyas y zapatos a cadáveres. A los 16 años estuvo tres semanas en prisión por robar un coche y después siguió en París su carrera como “chico de alquiler”, e incluso solía atacar a sus clientes. 
“A los 20 años, el rufián que había dentro de mí estaba vivo y pateando. Estafaría a algunos de ellos (sus clientes). Golpearía a algunos tipos y me marcharía con todo su dinero”, detalló. 
Otras de sus víctimas fueron los estudiantes que tomaron parte de las protestas contra el gobierno francés, en mayo de 1968. Les robaba sus relojes y dinero. En esa época fue salvado por un cazador de talentos gay que le pagó sus estudios de arte dramático. 
En 2008, Depardieu enfrentó la muerte de su hijo Guillaume por neumonía viral. El joven también admitió haber sido un “chico de alquiler” y estuvo dos veces en prisión por robo y drogas. El actor comentó que tiene problemas para decirles a sus hijos que los quiere porque su padre era un hombre inexpresivo. 
Sobre su manera de beber, Depardieu -quien admitió llegar a beber hasta 14 botellas al día- comentó que más allá del alcoholismo lo que tiene son diversas fobias. 
“Estoy obsesionado con los ruidos de mi cuerpo, los latidos de mi corazón, el gorgoteo de mis intestinos, mis articulaciones tronando. Se vuelve una fobia al punto que si estoy solo en un hotel debo beber para no escucharlos y no volverme loco. No puedo dormir a menos que esté completamente borracho”, detalló en el libro. 
Y sobre Putin dijo que tiene mucho en común con él, pues nadie daba un centavo por ellos cuando tenían 15 años, además de que le escribe con frecuencia. 

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