Bailan con banda hasta la madrugada

La Arrolladora Banda Limón, como ya es tradición se presentó en la Explanada de la Feria, entre aplausos gritos y uno que otro mensaje de hacer crecer la familia de algunas fans, cantaron por dos bloques de hora y media durante la madrugada del sábado.
Francisco Barraza y El Bebeto, fueron las dos agrupaciones que compartieron tiempo musical con La Arrolladora.
En punto de las 11 de la noche, “Lo legal” y “No te creas tan importante” fueron dos de las canciones más coreadas por el público en compañía de Bebeto.
Ya el reloj marcaba la media noche y la tan esperada Banda limón, agitaba corazones, arrancaba suspiros entre los asistentes ya entonados, quienes corearon y aplaudieron hasta el último segundo de canción.
“Entre más griten y aplaudan más tiempo cantamos y bailamos” dijo Isidro, vocalista de la Banda.
Regalos y piropos, recibieron los integrantes durante la primera hora y media de show quienes subieron a unas fans a bailar con ellos, las cargaron y les bailaron por más de 15 minutos. Las afortunadas, comentaron que su sueño fue hecho realidad y no podían empezar la velada mejor.
La playera del León fue uno de los regalos más emotivos de la noche y una vez que la enseñaron y recordaron el glorioso triunfo esmeralda 4 a 0 contra el Altlas, el vocalista portó la playera que tenia su nombre “Isi”.
Pancho Barraza no se quedó atrás en el escenario pues al termino de la primera “Arrollada”, Barraza siguió con la fiesta, asistentes corearon y bailaron canciones del cantante con “cheve en mano”.
Casi después de hora y media, regreso la Arrolladora para cerrar la gran noche con una hora más de música y felicidad para sus fans los que portaban bandas en la cabeza con el nombre de la agrupación, fotos y gargantas poderosas que seguían cantando con el corazón.
Cerca de las 4 de la mañana, el evento dio por concluido, una edición más de este gran baile con zapatos olvidados, vasos vacíos, gargantas secas pero bien bailados, iban saliendo los cientos de asistentes.
Tacos, aguas, guisados, una fila interminable de taxistas haciendo base y hasta el de los tamales ya estaban listos afuera de la Explanada para alimentar a uno que otro que ya traía resaca o ahuyentar el frío de esos esqueletos bailadores.