Ser papá de una niña es uno de los mayores deseos de Ricky Martin, quien espera concretarlo el próximo año cuando el trabajo pare un poco. Como todos los padres, ve que sus hijos crecen cada día y el único secreto que tiene es siempre hablarles con la verdad.
“Yo me acuerdo que era terrible y le preguntaba a mi papá cosas que hasta el día de hoy me acuerdo y eso es parte de uno y del rol de padre; lo importante es siempre contestarle a los hijos con la verdad”, expresó vía telefónica desde Puerto Rico.
El boricua también habló de la obsesión que, confiesa, le generan las redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook) y que le permite además de tener un contacto directo con su público y escuchar sus opiniones a la hora de disipar los rumores a los que se tiene que enfrentar, tales como nuevas relaciones o incluso la muerte.
“No hago mucho caso a eso, pero ya hasta me mataron”, indica riendo. “Me llamó mi hermano y me dijo: ‘no me escribas, llámame porque quiero escuchar tu voz’; me preocupa porque tengo una madre, un padre y hermanos que se asustan”.
“Honestamente yo me río porque tengo muchos años en esto, aunque no me dejan de sorprender las ocurrencias y la creatividad de algunos seudoescritores para tener una noticia tan creíble y el tiempo que tienen que pasar editando un video para que la gente diga que ese soy yo”, comenta.
Aunque no se perturba mucho con el pasado y el camino recorrido hasta llegar hoy, sí tiene momentos donde analiza las decisiones tomadas y cuáles de ellas funcionaron.
“El recuerdo es saludable siempre y cuando no te aferres”, argumenta.
Esa misma nostalgia es uno de los temas del álbum que lanza esta semana, A quien quiera escuchar, porque es un estado que nunca se va y con el que otros se pueden identificar.
“Mucha gente tuvo que dejar su país buscando una mejor vida o su carrera lo exigió, y siempre queremos ese barrio y la playa que nos vio crecer. Yo me fui de Puerto Rico a los 12 años y he estado yendo y viniendo, siempre he considerado este lugar como mi hogar y eso está muy en mi piel”, apuntó.
Las grabaciones del material comenzaron hace un año en Australia, Los Ángeles, Puerto Rico y Miami, al mismo tiempo que Ricky estaba haciendo el reality musical “La Voz México” y una gira de 28 conciertos por la República mexicana.
“Siempre quiero hacer algo diferente porque si no, me aburro; todo salió de una manera natural y orgánica, hubo un buen manejo de tiempo y esa libertad para hacerlo, así que no me quejo, fue una dinámica interesante que hace mucho tiempo no había trabajado”.
En el disco producido por Julio Reyes, ganador de varios Grammy Latino, se escucha a un Ricky más personal, por lo que el boricua afirma que intenta que todos sus discos reflejen parte de su historia de vida.
“Yo no puedo cantar una canción que no haya vivido o sentido, no me puedo poner una careta, además de que la interpretación es mejor cuando lo sientes en realidad”, explicó.
En este carrusel de sensaciones, Martin se muestra como un ser humano enamorado, dice, y que ha sentido un “Disparo al corazón”, como titula su segundo sencillo.
“Es simplemente eso. Claro que me ha pasado cuando ves a alguien y se te viene el aire a los pulmones, es un disparo en el pecho”, añade.
Este mismo amor lo ha llevado a pasajes dolorosos cuando atraviesa por alguna ruptura y tiene que sobrellevar lo que eso conlleva.
“No es que me haya arrepentido de dejar a alguien, a lo mejor lo que me da lástima es no haber cumplido con las promesas que se habían dicho y es un proceso de duelo, es una cosa muy natural y qué suerte tengo yo que puedo liberarme de esa carga a través de la música”.
Tras el disco, entre sus planes está emprender una gira por Latinoamérica y hacer escala en el Auditorio Nacional los días 19 y 20 de junio.

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