Las colinas alrededor de Hollywood siempre han sido terrenos codiciados, pero una lucha por la venta de un convento en la cima ha puesto a una orden de monjas ancianas en contra del arzobispo católico de Los Ángeles que quiere venderle la propiedad a la estrella del pop Katy Perry.
Las Hermanas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María se oponen a venderle su otrora hogar a Perry. La orden ha sido dueña de la propiedad por más de 40 años y ya había llegado a un acuerdo con una empresaria local que quiere convertirla en un hotel y restaurante, con bar incluido.
Durante semanas, los abogados del arzobispo José H. Gómez, las monjas y la empresaria Dana Hollister han barajado acusaciones de negocios sucios del convento ubicado al tope de una montaña en el vecindario Los Feliz, cerca de Hollywood. Un juez considerará el jueves bloquear el acceso de Hollister a la propiedad, que la empresaria ya había empezado a limpiar tras hacerle un pago inicial a las monjas en junio.
Un fallo a favor del arzobispo podría llevar a que Perry cierre la compra del convento y un templo adyacente, aunque su oferta aún requiere la aprobación del Vaticano. Por lo menos otras dos monjas quieren que el juez bloquee la venta a Perry y decida que ellas tienen el control de la venta.
“Es una gran historia de Los Ángeles, una completamente sin precedentes en términos de sus jugadores”, dijo Adrian Glick Kudler, editor senior del blog sobre bienes raíces Curbed LA.
Antes de que fuera un convento, la propiedad era una residencia privada, rara vez fotografiada, y pocos la han visto de cerca. “Realmente es una hermosa propiedad vieja de Hollywood”, dijo. “Se puede entender por qué están peleando por ella. La pelea también es única. Nunca vi nada igual”.
Kudler dijo que el plan de Hollister de hacer un hotel probablemente encuentre resistencia de los adinerados vecinos, mientras que Perry no sería la única estrella en el área.
La arquidiócesis y las monjas coinciden en que la propiedad, otorgada a las hermanas por un católico devoto que quería que lo mantuvieran en sus oraciones, debe venderse. Ambas partes pelean por el control de los ingresos de la venta y si Perry o Hollister son compradoras dignas. La cantante de “Roar”, cuyos padres son ministros protestantes, está involucrada en el caso sólo de manera tangencial y no ha presentado ninguna moción.
La arquidiócesis sostiene que los 100.000 dólares que Hollister puso como pago inicial por la propiedad, con una promesa de otros 9,9 millones de dólares en una próxima fecha, es un mal negocio. Hollister ha presentado documentos que indican que puede pagar millones más por el convento. Ha cesado los trabajos de remodelación hasta que se resuelva el asunto de la propiedad.
Perry ha ofrecido pagar 14,5 millones de dólares y proporcionar un nuevo edificio para el templo adyacente, que es usado por sacerdotes.
Los documentos en el caso están llenos de referencias a códigos civiles, papeles de gerencia religiosa e incluso a un abogado parafraseando a Shakespeare para reflejar el descontento por la preferencia del arzobispo de venderle la propiedad a Perry.
“‘Algo huele a podrido en la Ciudad de Los Ángeles”’, escribió el abogado de Hollister, Randy S. Snyder, en alusión a “Hamlet”. Hasta ahora, sin embargo, nadie ha citado la Biblia ni ninguno de los éxitos de Perry.
Aunque los documentos contienen detalles que podrían ser comidilla para los muchos guionistas que trabajan en la Meca del espectáculo alrededor del convento.
En mayo, a solicitud del arzobispo, las monjas se reunieron con Perry para ver si podían llegar a algún acuerdo. Al menos dos de las cinco monjas sobrevivientes — que ya habían buscado los videos musicales de Perry y no estaban complacidas con lo que vieron — continúan oponiéndose a que la cantante compre el convento.
Los documentos también describen una reunión entre Gómez y las monjas en las que ellas dicen que él les dio a entender que ellas tenían el control sobre la venta. “Exasperado, el arzobispo elevó los brazos sobre su cabeza y le dijo a las hermanas … que podían vender el (convento)”, dice el documento. “Dijo, ‘haré lo que ustedes quieran, pero escúchenme primero”’.
Los abogados de la iglesia señalan que una discordia y problemas de gerencia en la orden hace una década llevaron a cambios que ahora requieren la aprobación del arzobispo para vender el convento. Las doctrinas religiosas dominan el caso, argumentan los abogados del arzobispo. Las monjas sostienen que sólo miembros de su hermandad pueden tomar decisiones por la orden y que las leyes civiles están de su lado.
La decisión estaba en manos del juez el jueves.

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