La escritora mexicana Gisela Leal presenta “El maravilloso y trágico arte de morir de amor”, una novela en la que aborda todas las posibilidades gráficas para hablar de ese sentimiento.
“Se me complica mucho hablar directa y objetivamente del amor, yo creo que tenía la intención de ir en contra de esa barrera y retarme a escribir una historia de amor”, dijo a The Associated Press en una entrevista en la Ciudad de México. “Creo que no lo logré, pero al final de cuentas es un intento donde se pone al sentimiento más importante del ser humano como la columna vertebral”.
La novela, editada por Alfaguara, es muy poco convencional. En la introducción dice que 75% de los ejemplares se quedarán en bodega a la espera de ser quemados. “Es realismo”, dijo Leal a secas.
Su interior es todo un experimento gráfico, con una tipografía para cada personaje -incluyendo a Shakespeare y la propia Leal- que son presentados en un dramatis personae, como si se tratara de una obra de teatro.
“Si algo me atrae mucho es el que las cosas no se plasmen de una manera ordinaria o tradicional”, dijo la autora, de 27 años. “La tipografía es una intención de otorgarle a la voz una personalidad al extremo de la forma, no nada más del fondo… está pensada que sea gráficamente conectada con la personalidad del personaje mismo”.
Ilustraciones, afiches, gráficos, notas al pie y un libreto también forman parte de la novela. Leal hizo todo el trabajo gráfico del libro pero dice que no es fanática de los cómics ni ha leído “Tristram Shandy”, otra novela con una gran carga visual pero del siglo XVIII.
“Me parece bastante entretenido, al menos para mí estar modificando la composición de esa manera, que vayas avanzando y que no solamente encuentres palabras que continúan y continúan y continúan”, apuntó. “Más que complicado, el tener tanta, tanta libertad de ir y venir y meter y quitar me lo hizo más fácil”.
Leal es originaria de Cadereyta, Nuevo León, en el norte de México, y nació en una familia de empresarios y gastrónomos. Actualmente vive en Nueva York, también ha residido en Madrid y la Ciudad de México.
“No me considero una escritora, mi vida fuera de lo que está en esas páginas no cumple en lo absoluto con el cliché o la idea de lo que es ser un escritor, o la vida de un escritor”, explicó.
Uno de sus personajes principales, Balvina de Quevedo Hass, es una joven obsesiva que se gradúa con honores de sociología en la Sorbona, a los 19 años, tras haber estudiado la mayoría del tiempo sola en casa. Corre y lee libros sin cesar, además de vivir de un país a otro tomando cantidades impresionantes de pastillas para superar su fobia a los aviones y otras ansiedades.
“Sí hay características diversas presentes en ese personaje que salen de mí, sin embargo, Balvina es un ser humano ajeno que tiene vida propia y somos al mismo tiempo dos personas muy distintas”, dijo Leal.
Su primera novela, “El Club de los Abandonados”, de 2012 tuvo una recepción mixta en México. En ese libro su narrador, Semidiós Almighty o Semi, tiene un papel central.
“Quise ser un poco más independiente del narrador en esta obra y así empecé y de pronto me encontré con que estaba reprimiendo esa necesidad y como toda represión una vez que la sueltas se potencializa”, apuntó Leal. “El narrador en esta obra es todavía más invasivo que el pasado”, explicó.
Leal dijo que comenzó a escribir como una necesidad para canalizar su dolor y expresar lo que tenía en la mente. Al publicar su primera obra Alfaguara la anunció como la escritora más joven que hubiese entrado en sus filas. Como tal considera que aún está por venir una nueva etapa en la literatura hispanoamericana.
“Sé que desgraciadamente no se ha generado una revolución literaria o una propuesta lo suficientemente fuerte como para que nos olvidemos de los fantasmas o de que se deje de ver al boom como el último fenómeno de la literatura latinoamericana”, indicó. “Hay que seguir explorando y viendo cómo se puede llevar la literatura al siguiente nivel”, concluyó.
Gisela Leal emprende novela gráfica de amor
En esta obra, la joven escritora, pone al sentimiento más importante del ser humano como la columna vertebral.