El “power rock” internacional fue el ingrediente principal del buffete musical de la Motofiesta.
En su tercer tercer día, la celebración por los cinco años de la Motofiesta, no podía ser menor a lo que se presentó el sábado por la noche.
A las 10:05 de la noche y tras realizar la rifa de motocicletas y el obligado concurso de bikinis, el escenario fue de los Hurrikane Scorpions Tribute.
Desde Los Ángeles California, la banda formada por Golfredo Bastida (vocal), Lou Papai (bajista), Randy Chambers (guitarra líder), Daniel Mark González (batería) y Luis Velasco (guitarra rítmica), lanzó los primeros guitarrazos.
“¡¿Cómo están Guanajuato?!”, exclamó el vocal.
Con cinco años de experiencia como banda tributo, en 2013 recibieron la venia de su sonido por de parte de Scorpions, quienes quedaron impresionados por el modo en que les rindieron homenaje. Por primera vez en León, Bastida interpretó de muchos modos a Klaus Meine (vocalista original de Scorpions), con su cuerpo, movimientos, aquello parecía un transporte directo a un show en vivo de la legendaria banda.
En inglés, el líder vocal agradeció y saludó al público, invitándolos a disfrutar del espectáculo.
Mientras, los poco más de 9 mil bikers (presentes sólo en la Velaría), realizaron el famoso “headbanging” (movimientos de cabeza) y cantaron éxitos como “No one like you”.
“¡Singing!, thank you, Very much!”, se dirigió al público.
El virtuosismo de Randy en la guitarra llevó al slam y los saltos; el públio grabó la canción más famosa de Scorpions  “Wind of Change”, además de “Rock you like Hurricane”, “Still Loving you”, entre otras.
A las 11:06 de la noche, terminaron con su participación y los amantes de la velocidad pidieron por más…pero, era el momento de más acción.  
Neil Turbin, ex vocalista de Anthrax y conocido bajo el pseudónimo de “El demonio del thrash” o “The metal beast”, rasgó sus cuerdas vocales hasta provocar la euforia traducida en baile en círculos.
Músicos mexicanos acompañaron su interpretación, el que fue más que enérgico y estridente.
“¡¿Cómo se la están pasando los bikers?!, es un honor estar tocando para ustedes cab…”, dijo uno de los guitarristas.
Antes de la media noche, la banda dejó del escenario para dar pie a Skid Row, quienes preparon todo para la tocada final.
Durante el soundcheck, las rechiflas de los impacientes aumentaron en decibel, al igual que el sonido del motor de las motocicletas, y un redoble de bombo en la batería.
Los Skid se prepararon en el backstage, con una temperatura que bajó a los 14 grados, el rock comenzó a las 12:30 del nuevo día.
Scotti Hill (guitarra), Rachel Bolan (bajo), Tony Harnell (vocalista, quien se unió a la banda meses atrás), Dave “The Snake” Sabo (guitarra) y Rob Hammersmith (batería), aparecieron en la escena oscura. Conocidos como los principales precursores del Hard Rock, Skid Row mostró parte del “Rise of the Damnation Army” y una historia de 29 años de trayectoria.
“¡Es un honor estar aquí!, ¿Cómo se sienten hoy?. Nosotros somos Skid Row”, dijo el artista.
El grupo presentó temas que le dieron fama, como “I Remember You”, “Youth Gone Wild”, “18 and life”, “Slave to the Grind”, entre otros.
Tony Harnell mostró su calidad interpretativa; Hill, Sabo y Bolan compartieron su experiencia en el escenario.
En cada nota, Harnell no ocultó su influencia de artistas como Queen, Judas Priest y The Beatles. Combinó técnicas operísticas con rock y los fans le aplaudieron.
“Piece of me”, “In a Darkened Room”, fueron de las más celebradas.
El rock provocó de nueva cuenta en slam, las mujeres bailaron con diademas de cuernitos y algunos hombres con máscaras de luchador.
Por más de hora y media, la adrenalina aumentó y Skid Row se despidió; los motociclistas siguieron con su ambiente y convivencia por el resto de la noche.
Aunque la música terminó, eso no minó en el ánimo de los decenas de motociclistas, que esa noche formaron una gran comunidad.

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