Sylvester Stallone sabe que la mayoría de las peleas más famosas de Rocky Balboa habrían sido paradas por un réferi de la vida real mucho antes de que el aturdido y ensangrentado boxeador ficticio de peso pesado reuniese las fuerzas para ganar.
También admite que mucha gente que sólo conoce de boxeo por su saga “Rocky” podría creer que su querido deporte luce todo el tiempo como una de sus películas.
Por este motivo Stallone siempre ha insistido en que los filmes de “Rocky” reconozcan el alto costo del boxeo, aun en medio de las catárticas victorias en el ring que han hecho de su personaje todo un ícono.
“Sí me siento responsable, porque veo el daño cerebral”, dijo Stallone en una entrevista reciente. “Veo los daños. Nadie sale ileso de esto”.
La serie de “Rocky” continúa esta semana con el estreno de “Creed”, del guionista y director Ryan Coogler, quien muestra a Rocky como el entrenador reacio del hijo de su antiguo rival, Adonis Creed.
Coogler y Stallone mantuvieron el delicado equilibrio de la serie entre las representaciones de peleas brutales hiperestilizadas y el reconocimiento de los daños y peligros inherentes al boxeo.
“Es una conversación que he tenido con mi esposa”, dijo Stallone. “(Ella dice) ‘Esto es tan brutal. ¿Cómo puedes aprobarlo?’. Bueno, muchos de estos hombres no saben cantar, no saben bailar, no son intelectuales. Esto es lo que hacen, y cuando se hace apropiadamente, es el ballet más increíble, elegante, hermoso y violento. Es algo que simplemente está en ciertos hombres”.
Al principio en “Creed”, Rocky intenta convencer a Adonis (Michael B. Jordan) de que no se dedique al boxeo. Pero el hijo ilegítimo rescatado por la esposa de Creed (Phylicia Rashad) renuncia a un trabajo administrativo estable y a un estilo de vida acomodado en Los Angeles para entrenarse en un modesto gimnasio de Filadelfia.
“¿Quieres un daño cerebral?”, le pregunta Rocky a Creed. “Puedes aspirar a mucho más”.
El equilibrio en la saga de “Rocky” entre la realidad del boxeo y el espectáculo cinematográfico fue un reto que Coogler aceptó con entusiasmo. El cineasta de 29 años pasó meses tratando de convencer a Stallone de que le diera la oportunidad.
En su primera película, “Fruitvale Station” de 2013, combinó realismo con toques delicados. Ahora muestra una versatilidad impresionante al abordar una serie de acción tan reconocida, pero dice que mantuvo en mente a la persona humilde que ha sido el Rocky de Stallone pese a mostrar a veces cualidades superhumanas.
“Algo de lo que siempre hablamos es que (Creed) tiene que labrarse su camino”, dijo Coogler. “Este tipo no quiere que le regalen nada, quiere salir y conseguirlo. Así que supimos que habrían un montón de peleas en esta película, y cada una debe sentirse diferente, cada una debe contar la historia de lo que es esa pelea, y por ende dictar el estilo”.
Jordan tuvo su propia valoración de la visión de Stallone sobre el boxeo tras haber pasado un año entrenándose para lucir como un pugilista de peso pesado. Filmó con verdaderos boxeadores, incluidos Andre Ward, Tony Bellew y Gabriel Rosado, y recibió su buena dosis de golpes accidentales en medio de las peleas coreografiadas.
“Honestamente, lo que estos boxeadores atraviesan mental y físicamente es ridículo”, dijo Jordan. “Como boxeador tienes las manos cubiertas la mayor parte del tiempo, no puedes hacer nada por ti mismo, necesitas que alguien te ayude. Es un matiz genial sobre estas personas que consideramos tan viriles”.
Coogler le dio más que una nueva voz a la serie de “Rocky”, que hasta el momento había sido escrita únicamente por Stallone y dirigida solo por Stallone y John G. Avildsen. También le dio a las peleas una nueva vida con una creatividad que no escatima realismo ni dramatismo.
Una pelea al principio en Tijuana se monta en un ring claustrofóbicamente pequeño que enfatiza la soledad de Creed. Más adelante, la primera pelea de Creed en Filadelfia es presentada en un ámbito mucho más grandioso y con una muestra de virtuosismo cinematográfico.
Coogler filmó toda la pelea de Filadelfia en una sola toma, incluyendo la caminata previa, dos rounds y lo que sucede entre asaltos. La secuencia ininterrumpida pone al público en el medio de una pelea de boxeo de un modo nunca visto en las seis cintas anteriores de “Rocky”, lo que fue una meta para Coogler en todo momento.
“La historia de esa primera pelea en Filadelfia, que es tan importante para nosotros, es la idea de que Adonis finalmente obtiene lo que quiere”, explicó Coogler. “Y cuando uno obtiene lo que quería de la vida así de pronto, es emocionante y es aterrador, porque entonces uno no tiene más excusas”.
Pero Coogler no tenía deseos de abandonar por completo la teatralidad pugilística por la que la serie es conocida, particularmente en el gran final que se espera de cualquier película de Rocky.
“Tiene que escalar a un punto culminante para ganarnos una última pelea que proporcione lo que la gente espera cuando compra el boleto para ver esta cinta”, dijo el realizador.