Con su ópera prima “600 Millas”, el director Gabriel Ripstein retrata la problemática del tráfico de armas de Estados Unidos a México a través de la relación entre Hank, un agente de la ATF (que regula las armas de fuego) encarnado por Tim Roth, y Arnulfo, un inexperto traficante interpretado por Kristyan Ferrer.
“No buscaba hacer un panfleto, sino usar ese contexto con objetividad absoluta. No quería decir estos son los buenos y estos los malos, porque cuando hablas de un tema tan complejo, como el tráfico de armas, todos somos responsables”, dijo Ripstein en entrevista.
Su thriller de acción, que se estrena el viernes, fue ganador a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín y está en la pelea por representar a México en la contienda por el Óscar.
“Creo que una película así puede tener resonancia en la Academia (de EU) porque el control de armas en Estados Unidos es tema. Mi película no se trata abiertamente de eso, pero se muestra la disponibilidad tan absoluta y absurda de las armas, que son detonadas por jóvenes para matar a sus compañeros en las escuelas en Estados Unidos y que son las mismas que también matan a jóvenes aquí que, por falta de oportunidades, no tuvieron más que ser parte del crimen organizado”.
La historia de “600 Millas” es ficticia; sin embargo, fue realizada por Ripstein con un alto grado de responsabilidad y realismo, pues se sitúa durante el operativo Rápidos y Furiosos, que aconteció en 2009. “Me eduqué mucho sobre el tema: fui a la ATF, hablé con agentes fronterizos de ambos lados y fui a tiendas de armas. Traté de aproximarme al problema con un alto grado de responsabilidad y realismo. No iba a trivializarlo ni hacer el cliché de ‘estos son malos y estos buenos'”.
El filme cruza la historia de un agente con la de un mexicano que trafica armas hacia México, con la colaboración de otro joven estadounidense.

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