Esto es una celebración no sólo para Odin Dupeyrón, sino para los llamados cariñosamente como ‘La manada’, que encontró en el monólogo “¡A Vivir!” palabras de aliento o apoyo.
La puesta en escena cumple 10 años de representaciones, con la premisa de mostrar que el verdadero problema de la vida no es que se acabe, sino que empezamos a vivirla demasiado tarde.
El monólogo de Marciano, interpretado por Odin Dupeyrón, representa el afán de un niño por entender a sus padres; la angustia de un adolescente que busca ser aceptado por los demás; la frustración de un joven que no cumple con expectativas; la búsqueda de un hombre por encontrarse a sí mismo, y la lucha de un padre para perdonar su pasado.
Considerado como ‘el tsunami emocional’, la obra es impactante, conmovedora, pero sobre todo llama a convertirse en el protagonista de su propia vida.
En entrevista telefónica con am, el creativo platicó sobre este proyecto, el que con los años es referencia para muchas generaciones.
“Todo comenzó de boca en boca, y ya pasaron 10 años, bueno, son 11 en realidad, porque los cumplimos en marzo. No fue tan trabajoso como el tocar puertas, el que nadie me quiso, bueno sí, al principio nadie la quiso producir, dirigir, yo lo hice todo solo, cuando se lo propuse a los productores me dijeron: no, no, monólogos no, entonces yo me lancé”, recordó.
Ése fue el inicio, incluso sin buscarlo, de “Grupo Odin Dupeyrón”, que actualmente produce sus propios espectáculos.
“No era mi tirada ser empresario, no quería hacerme rico con el monólogo, ni con el libro, ni con nada, lo hice porque quería hacerlo, me nacía hacerlo, fue porque me aconsejaron que lo hiciera así, fue en el momento en que estaba haciendo el libro, me salí de Planeta (editorial) y comencé con el grupo”, platicó.
Odin ha logrado estremecer al público con este trabajo, el que enfatiza la importancia de liberar, perdonar y sacudirse el pasado, invita al espectador a reflexionar, sentir y valorar lo que verdaderamente es importante en su vida, y así reconocer que cada día es un nuevo capítulo listo para ser aprovechado.
Con el tiempo, la obra no sufrió muchas modificaciones.
“Lo que ha cambiado es en chistes, adornos, es como una casa que se va habitando y llenas de cositas, pero la estructura es la misma. No he demolido paredes, ni cambiado cosas de lugar, lo es por el fenómeno de la primera vez, porque cada uno se identifica con algunas de las personalidades que presentamos”, explicó.
El origen de “¡A Vivir!” se debe a los aprendizajes de Dupeyrón, momentos fuertes que ya fueron superados.
“No sufro tanto, sí lloro, me emociono, amo mi trabajo, amo lo que yo hago, no hago nada que no me convence. No lo hago por dinero, me encanta porque me llena”, finalizó.