En uno de los primeros episodios de “Stranger Things”, el nuevo drama sobrenatural de Netflix, Winona Ryder interpreta a una madre soltera que intenta comunicarse con su hijo menor a través de unas luces navideñas, que titilan aleatoriamente cuando ella hace preguntas.
El chico desapareció en circunstancias misteriosas. Para entender mejor cómo representar ese momento tan extraño, emocional, Ryder no tuvo más que observar a su propia madre, Cynthia Palmer.
“No tengo hijos, así que mi mamá me ayudó mucho con esto”, dijo Ryder, de 44 años, mientras se sentaba en un sofá de piel en el Hollywood Roosevelt Hotel, vestida con jeans negros y una camiseta deslavada de Leonard Cohen que compró en un concierto en 1988.
“A veces la llamaba y le decía: ‘Mamá, ¿qué harías si todo indicara que tu hijo está muerto, pero tú creyeras que unas lucecitas te están diciendo que sigue vivo?’. Y ella me respondía: ‘Cariño, por supuesto que creería en eso. Es algo instintivo’”.
Ryder, delgada y de baja estatura, despliega su capacidad histriónica en “Stranger Things”, y genera lo que Matt y Ross Duffer, los gemelos que crearon la serie, describieron como una “winonidad” esencial: un aire de fragilidad y determinación enérgica.
“Winona emite una energía muy intensa. Tiene una capacidad impresionante de improvisación, una suerte de ansiedad en la que creímos que podíamos apoyarnos”, dijo Matt Duffer.
Emblema de lo cool
En los ochenta y gran parte de los noventa, Ryder, cuyo padrino era el gurú del LSD Timothy Leary, era una suerte de emblema de lo cool: salía con Johnny Depp y el vocalista de Soul Asylum Dave Pirner, e inspiró a una banda de punk que se puso de nombre los Wynona Riders.
Según los Duffer, la respuesta del público al avance de “Stranger Things”, ambientada en los 80, reveló una profunda nostalgia por Ryder. “Son los fans eternos de Winona; son muchísimos”, dijo Matt Duffer. “Es todo un icono. No la han olvidado”, agregó, y mencionó algunos de los grandes éxitos de Ryder, incluyendo “Beetlejuice” y “Edward Scissorhands”. “Crecimos con sus películas. Pensamos que si nosotros teníamos tantas ganas de volver a verla en pantalla, otras personas también sentirían lo mismo”.
A pesar de lo joven que luce Ryder, esta no es la primera madre que ha interpretado: en la nueva versión de “Star Trek” (2009), de J.J. Abrams, tuvo un cameo como la mamá de Spock. Sin embargo, lo que sí le ofreció “Stranger Things” fue un papel con dimensión y matices.
“Me enviaron muchos guiones en los que solo debía interpretar a una mamá”, dijo Ryder, y parodió el bajo nivel de los papeles que le ofrecieron poniendo las manos en la cintura, inclinando la cabeza y diciendo: “¡Compórtense, niños!”. “Yo pensaba: ‘¿Podría interpretar un papel como esos? ¿Acaso hay alguna manera de volverlos interesantes?’. Y al final concluía que no”.
En su apogeo habría sido difícil imaginar que Ryder, nominada al Oscar en dos ocasiones, tuviera que considerar papeles tan débiles. Aunque debutó en el cine a los 15 años, su primer protagónico fue en 1989 con el filme “Heathers”, en el que interpretó a una chica popular que decide acabar radicalmente con la jerarquía de la preparatoria; esa fue la actuación con la que comenzó su larga racha de éxito.
A lo largo de la siguiente década estaba en todas partes, desde joyas independientes como “Night on Earth” de Jim Jarmuch hasta “Celebrity” de Woody Allen o “The Age of Innocence”, el drama de Martin Scorsese ambientado en el siglo XIX.
Pausa su carrera
En 2001, Ryder fue arrestada por robar en una tienda departamental y después la acusaron de robar el equivalente a 5500 dólares en artículos de diseñador de Saks Fifth Avenue en Beverly Hills, California.
También le encontraron drogas farmacéuticas, entre ellas Demerol, Vicodin y Percodan. La sentenciaron a tres años de libertad condicional, asesoramiento sobre el uso de drogas y 480 horas de servicio comunitario.
Aunque siguió trabajando, Ryder desapareció de la luz de los reflectores. Después de lo humillante que debió ser esa época, ahora parece que Ryder ha encontrado un resquicio de esperanza.
“Creo que fue bueno para mi alma dejar de ejercer mi profesión”, dijo. “Tomando en cuenta todo el panorama, fue algo que me permitió escapar. Todo lo que había hecho era actuar”.
Ryder se refugió en San Francisco, donde creció y tiene una casa, para estar cerca de sus padres y una gran comunidad de amigos. Ha sostenido una relación seria con Scott Mackinlay Hahn, fundador de la marca de moda Loomstate. Cuando conversa, tiende a divagar; a menudo cambia de tema a la mitad o no termina de decir una oración.
Sin embargo, cuando reflexionó acerca de las consecuencias del escándalo, Ryder no perdió el hilo. “Mira”, dijo, “creo que me asociarán con ese momento para siempre. Definitivamente”. Pero, agregó, “si consideras todo con objetividad, no fue precisamente el crimen del siglo”.
También dijo que el estancamiento de su carrera coincidió con sus treinta, una fecha de vencimiento para muchas actrices en Hollywood. “Pasé de ser una adolescente rara a convertirme en una chica rara y alternativa y después ya no sabían qué rayos hacer conmigo”, dijo Ryder, y agregó que las cosas cambiaron a partir del 2010, cuando Darren Aronofsky le dio el papel de una gran bailarina acabada en “Black Swan”. “Por primera vez en mucho tiempo sentí que la gente de verdad me respondía”, explicó.
“Fue algo muy liberador porque tenía un papel acorde con mi edad. En mi mente, y creo que también en la mente de muchos, eso ayudó bastante. Fue una suerte de graduación”.
Sin embargo, el consenso entre sus amigos y colegas es que el ritmo lento con el que ha regresado al cine también podría estar relacionado con su actitud hacia el negocio del espectáculo. “No es como algunos actores que desean y necesitan los reflectores… la vida de Winona es plena y ella se siente realizada”, dijo Shawn Levy, quien produjo “Stranger Things”.
No obstante, gracias a su nueva serie, las negociaciones para filmar una secuela de “Beetlejuice” y su aparición como el nuevo rostro de la línea de cosméticos de Marc Jacobs, parece que Winona está de vuelta.
“Me encanta ver películas viejas y leo muchas autobiografías”, dijo Ryder. “Al parecer, Bette Davis y muchas actrices también la pasaron muy mal en sus 30”.