Los estudios de cine deberían tener especial cuidado la próxima vez que pongan a un animal como protagonista en una aventura fílmica, sobre todo si se trata de alguna especie rara o que se encuentra en peligro de extinción.

La popularidad de “Buscando a Nemo”, “101 Dálmatas” o “Las Tortugas Ninja” aumentó la explotación de los peces payaso, los perros dálmata y las tortugas como mascotas después de que el público infantil los viera en la pantalla grande.

El fenómeno amenaza con repetirse y poner en riesgo a los peces cirujano debido al reciente estreno de la cinta “Buscando a Dory”, donde la despistada protagonista es un ejemplar de esta especie.

 

El efecto Nemo

En 2003, los acuarios reportaron una alza sin precedentes en la venta de peces payaso en todo el mundo, después del estreno de “Buscando a Nemo”, lo que alertó a la comunidad científica.

De acuerdo con la organización Saving Nemo, fundada por biólogos marinos australianos, la película enviaba el mensaje de que no se debe extraer a los peces de su hábitat natural y sucedió lo contrario.

“Hemos intentado contactar a Disney sobre este asunto, pero no hemos tenido respuesta de ellos ni de otros estudios de cine. No buscamos que se prohíba este tipo de películas, pero sí educar a la gente”, dijo, vía mail, Karen Burke da Silva, directora de Saving Nemo y profesora asociada de Conservación en la Universidad de Flinders, Australia.

El grupo de expertos ha impulsado la crianza de peces payaso en acuarios, pero denuncia que, en el caso de peces cirujano (como Dory), se está capturando a la especie en su entorno salvaje.

Ana Isabel González, doctora en Conservación Biológica, coincidió en el peligro del filme. 

“‘Buscando a Nemo’ enseñó que había que liberar a las mascotas, y esto fue un problema porque no sólo liberaron peces, sino el agua de las peceras, con patógenos y plantas con potencial de volverse invasoras y dañar los cuerpos de agua y a otras especies.

“En el caso de Dory, el pez cirujano es un pez de arrecife de agua salada y no se cultiva en cautiverio. Los que se venden en los acuarios vienen de estado silvestre y ¡no hay que comprarlos!”, alertó.

 

La buscan  en León

En acuarios y en veterinarias de León, los admiradores preguntan: ‘¿Aquí tienen a Dory?’.

“Sí, la gente ha venido a preguntar, pero nosotros no lo manejamos. Es un pez de agua salada y debido a los cuidados que requiere, no lo ofrecemos”, dijo una empleada de la tienda +KOTA ubicada en Plaza Mayor.

Lo contrario pasa en el acuario Acquabios, donde el pez se convirtió en el más buscado.

“Sí preguntan, y no necesariamente porque tengan una pecera, sino porque quieren verlo. La venta como tal aún no se refleja, sólo preguntan. Para decir que aumentó la demanda, calculo dos o tres meses después. Este pez (como Dory) es más escaso, un cirujano azul de dos pulgadas y media tiene un costo aproximado de 2 mil 500 a 2 mil 800 pesos”, dijo Maribel Guino de Acquabios.

Para obtener a ‘Dory’ es necesario meditarlo. 

“Si no tienen experiencia con peces, no lo recomiendo, porque estamos hablando de un ecosistema más complicado que una pecera de agua dulce, y además la inversión es muy grande para tener una. El promedio de vida en cautiverio es de aproximadamente cinco años, y su talla máxima puede ser hasta 25 centímetros de diámetro”, añadió Maribel. 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *