El espíritu mexicano se apoderó de las miles de almas que asistieron a la inauguración de la cuadragésima cuarta edición del Festival Internacional Cervantino, con la actuación de La Orquesta Filarmónica de Jalisco y el Mariachi Nuevo de Tecalitlán.

El telón se abrió para escuchar a la filarmónica interpretar el segundo himno nacional mexicano, el “Huapango” de José Pablo Moncayo. Enseguida salió al escenario la soprano jalisciense Bárbara Padilla para interpretar un tema compuesto por el Divo de Juárez, “Ya lo sé que tú te vas”, con arreglos especiales para orquesta que de inmediato hizo sentir al auditorio inspirado para unirse a la interpretación.

Siguió su actuación con una canción de una gran mexicana que enseguida reconoció el público, “Júrame” de María Grever, y prosiguió con “Bésame mucho” de Consuelo Velázquez, que interpretó con el Mariachi Nuevo de Tecalitlán.

Movió los corazones con “Amor eterno”, canción que Juan Gabriel escribió para su mamá, pero que en está ocasión fue interpretada para recordar lo difícil que ha sido su ausencia. “A ti Juan Gabriel, el gran maestro” y el público se unió al coro de “Tu eres la tristeza de mis ojos, que lloran en silencio por tu amor…”

El ritmo cambió para escuchar “México lindo y querido”, “La vida del zopilote”, “Cielito lindo”, y como parte del programa los jaliscienses transportaron al público hasta su tierra al interpretar “¡Ay, Jalisco no te rajes!” y “Cocula”, para recordarnos el sabor del tequila y el mezcal.

Hicieron honor a España, país invitado de honor, al interpretar “Granada” compuesta por Agustín Lara pero dedicada a esa tierra que se encuentra en la madre patria. Y no podía terminar este concierto sin volver a escuchar a Bárbara Padilla cantar “¡Ay, Jalisco no te rajes!”.

El público estaba en éxtasis total y comenzó a gritar: ¡Otra, otra! Los músicos no se bajaron del escenario hasta llegar al corazón de los asistentes con una canción que escribió hace muchos años un destacado guanajuatense originario de Dolores Hidalgo, la razón por la que dicen que en Guanajuato la vida no vale nada: “Caminos de Guanajuato” de José Alfredo Jiménez.

Los fuegos artificiales iluminaron el cielo nocturno de Guanajuato, de inmediato todos se pararon de las gradas y sus asientos para presenciar el espectáculo de luces multicolor.

 

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