Según el filósofo Platón, nuestra alma es parecida a un carro alado conducido por dos caballos: uno blanco y uno negro, el conductor lucha incansable por llevar a ambos animales por el mismo camino, sin saber que en algún momento podría florecer un piadoso ser humano o el más grande asesino. 
“Extraños en un tren” mantuvo al filo de la butaca a más de 500 personas, que acudieron este jueves a la primera función de las 7 de la tarde en el Teatro Manuel Doblado.  
Los actores Plutarco Haza y Alejandro Camacho, protagonizaron la historia de Patricia Highsmith, que tiempo atrás se convirtió en la polémica película “Pacto Siniestro” dirigida por el cineasta Alfred Hitchcock. 
Alejandro (Bruno) y Plutarco (Paul) mostraron su química en escena; Plutarco llevó al límite a su personaje siguiendo una línea shakespiriana, que Bruno mantuvo con su personalidad irónica. 
Norma Lazareno, Claudia Lizaldi, Carlos Ignacio y Diego Marino, aderezaron la historia, que inicia cuando dos desconocidos se encuentran por casualidad en el vagón comedor de un tren. 
Sin saberlo, ambos están a punto de hilvanar su vida por la tragedia; mientras para uno será una cruel pesadilla, para el otro será su única salida para deshacerse de la persona que más odia. 
El thriller llevó al público por momentos de tensión, sin faltar el humor que mantuvo la intriga, el suspenso y el humor negro. 
El clímax de la obra, llegó cuando el investigador encarnado por Carlos Ignacio, descifró uno a uno los pasos del plan perverso. Las máscaras cayeron y la obra dirigida por Manuel González Gil, dio un giro inesperado. 
La iluminación y la sobria escenografía, trasladaron a cada miembro del público a la oficina de Paul el arquitecto, y a la casa del mimado Bruno, quien insiste hasta el cansancio por seducir a su nueva presa. 
Aunque hubo problemas en el audio, Plutarco sacó adelante su personaje, sin que esto minara en su desempeño actoral; como la nueva esposa, Lizaldi mostró su camaleónica personalidad, que proyectó ternura y amor a los asistentes. 
Norma Lazareno convenció al público en su papel de madre consentidora de Camacho, y él, como el hijo celoso, enamorado profundamente de su madre. 
Después de dos horas, el final de la puesta en escena mostró los claroscuros de los personajes. 
Los leoneses no parpadearon ante la historia, y celebraron de pie la actuación de cada uno de los histriones. 

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