México.- A partir de este viernes está disponible en Netflix: ‘El último vagón’ cinta que habla sobre el amor de un maestro y la lealtad de sus alumnos, acompañados de un lindo can.
El jueves 25 de mayo se reunieron el crew y el elenco. La última vez que habían estado juntos fue durante la filmación a finales del 2022, y hoy –entre muchas emociones y lágrimas– disfrutaron juntos de una función íntima con sus familiares y amigos.
Además de Adriana Barraza y Ernesto Contreras, también asistieron Kaarlo Isaacs, Frida Cruz, Diego Montessoro, Ikal Paredes, Teté Espinoza, Fátima Molina, Jero Medina, Leonardo Alonso, Gaby Cartol y Nova Coronel, así como el guionista Javier Peñalosa, para celebrar esta historia que es un homenaje a los maestros y que nos habla de la amistad, la inspiración, la imaginación, el descubrimiento del primer amor y de esos encuentros que nos pueden cambiar la vida.
El director Ernesto Contreras hizo énfasis en que el cine es para entretener, sentir y reflejar emociones.
El último vagón es una historia que busca conmover; es para ver en familia y reflexionar en conjunto. Amo haber coincidido con gente tan hermosa y talentosa. Esta noche sólo están algunos, pero agradezco el esfuerzo de cada persona que está detrás de esa película”, concluyó el director mexicano.
¿De qué trata?
El pequeño Ikal y su familia viven en un ferrocarril que viaja por todo el país, pues Tomás –su padre– trabaja en la reparación y construcción de las vías del tren; lo que impide que la familia pueda permanecer por mucho tiempo en un mismo sitio. Pero en esta última parada, Ikal conoce a Chico, un niño rebelde al que admira; a Valeria, una niña muy inteligente (y por quién descubrirá lo que es el primer amor); a Tuerto, otro niño que forma parte de la comunidad ferroviaria y a Quetzal, un perro sin raza que elige a Ikal como su nuevo dueño.
Los cuatro amigos son alumnos de Georgina, una inquebrantable maestra que hace todo por sus estudiantes con lo poco que tiene. Juntos lograrán que, Ikal, por primera vez, sienta que pertenece a un lugar.
Sin embargo, una nueva amenaza acecha: Hugo Valenzuela, un inspector de la Secretaría de Educación, que tiene la agotadora (e ingrata) tarea de cerrar escuelas rurales supuestamente por un bien mayor, lo que significa dejar a muchos niños sin la posibilidad de seguir estudiando.
Y mientras Hugo recorre el estado con los expedientes de los planteles que debe cerrar, hay uno que destaca ante su mirada: la Escuela Pública Malinalli Tepenepatl… la misma en la que Ikal ha aprendido el valor de la amistad, la importancia de crecer y el impacto e inspiración que los maestros pueden generar en la vida de sus alumnos.