México.- Desde el inicio de la travesía el vlogger de viajes sabía que estaba arriesgando la vida, lo supo desde el momento en que firmó un documento que le advertía de los riesgos del osado viaje al Titanic.
Alan Estrada es parte de las poco más de 300 personas en el mundo que han bajado al fondo del Atlántico para ver el barco.
Llené el formulario, tuve una junta en zoom con ellos -la expedición- y les expliqué lo que hacía, a lo que me dedicaba; el siguiente paso era pagar, que en esa época -2021- eran como 125 mil dólares, que son masomenos 2 millones y medio de pesos, ahora creo que está el costo al doble”, dijo.
Es decir, según estimaciones de Alan el boleto para bajar a ver el barco en 2023 oscila ahora en los casi 4 millones de pesos.
Tenía que hacer rápido la transferencia, también tenía un mes para arrepentirme, es decir, tienes que pagar de jalón, pues no es el Buen Fin -risas-. Lo junté, busqué patrocinadores y saqué unos ahorros, después, hice la transferencia para pagar mi lugar”, relató.
Alan no negó que se sentía asustado, pues la empresa se deslinda en caso de fallas que provoquen lesiones o la muerte.
“Ahí dije: estoy arriesgando la vida, pero rajarme me sale muy caro, ya estando en el barco me tranquilicé, porque fuimos testigos de la inmersión exitosa, en esa, estaban el dueño de la compañía, copiloto y científico francés, quien ha bajado muchas veces”.
El viaje estaba contemplado para el 2021, pero fue en 2022 cuando partió a 4 mil metros de profundidad.
Estaba muy nervioso, estaba consciente de que era algo muy riesgoso. Un chico me dijo que James Cameron se atoró con una corriente por 19 horas, allá abajo hay corrientes de agua, James Cameron bajó 33 veces y en una ocasión una corriente los atrapó en contra de la popa del Titanic y estuvieron 16 horas, no podían salir”.
“El mayor riesgo es de que te atores con un fierro del barco, una red de pescar, te pasa eso y te despides. No hay forma, no hay otro sumergible que se pueda sumergir, dentro hay 5 días de oxígeno”, platicó a Yordi.
Alan sabe lo afortunado de que es, pues tras el viaje sabe el riesgo en que puso su vida a 3 mil 800 metros.