León, Guanajuato.- Gerardo Fernández González, candidato a la alcaldía de León por el Partido Verde, puso una pausa a su agenda de campaña para compartir con AM sus gustos, motivaciones, datos chuscos y las sorpresas que lleva en su cartera.
¿Qué momento definió tu camino en la política?
Hay muchas maneras de entrar en la política; a mí me tocó la de invitación, a mi papá lo invitaron a ser candidato a Diputado Federal por el PRD en el 2006, seguro se acuerdan de esa elección… mi papá era ‘contreras’ -ir a la contra-, y no sé de dónde lo saqué -risas- yo lo fui a acompañar como hijo, y la verdad me llevé un mal sabor de boca; no me gustó nada, todo mal, dije, no es lo mío.
Tres años después, a un gran amigo mío, lo invitan a ser candidato al mismo distrito, el III, pero por el PRI, era Luis Andrés Álvarez, él me pidió ayuda. En ese momento estudiaba en Monterrey, me convertí en el coordinador de campaña. Me gustó mucho la campaña, después, casi al término, conocí en el (antro) Mandragora a Sergio Contreras, y dije ¡como que la política sí puede ser para mí! Estudié Ingeniería Civil en Monterrey, ya tenía un trabajo, pero me dice Sergio que pidiera dos meses de permiso, le iba ayudar en la campaña y obviamente, ya me quedé. Tengo casi 12 años en esto, mi vocación está en el servicio público.
Platícanos cómo es tu día como candidato
¡Es una locura en las mañanas y en las noches! Pero con un ambiente positivo, bien padre, que creo que estamos transmitiendo muy bien en la calle. Bueno, me levanto todos los días a las 5 de la mañana, procuro tener un ratito de meditación, nada complejo, solo introspección de lo que pasó el día anterior y cómo lo puedo mejorar, trato de alinearme conmigo mismo. También voy al baño y luego, voy al gimnasio todos los días.
Mi mente en general y mi día es muy compleja, con muchos temas que he hecho de esa actividad mi ancla, tengo esa certeza de que tengo que estar en el gimnasio y eso es terapia. No es que haga ayuno, hago distracción -risas-, así como hay días que no desayuno, en otros puedo comerme unas seis tortas. Tengo una limitante, una que es los lácteos, porque me caen muy mal -risas-. No me gusta comer guayaba, yo tengo una bronca con ella.
¿Cuál es tu música favorita?
Lo que está en el soundtrack 50 -de Spotify-, eso escucho. Corridos bélicos, pop, electro, house. Me gustan mucho, mucho, los corridos bélicos, Peso Pluma, Chino Pacas, Natanael Cano, me encanta su música.
¿Cuál fue el último concierto al que fuiste?
No sé si fue Carín (León) y los Backstreet Boys, pero fui con Mariana -su esposa-, era su amor adolescente y ahí lo vivimos.
¿Cuál es tu serie favorita?
Me gustan mucho de comedia como The Office; me gusta Brooklyn 99, Breaking Bad, YellowStone y Peaky Blinders. Yo era más de ver la tele, pero ahorita llego a la casa en calidad de bulto.
¿Tienes mascotas?
Tengo tres conejos, uno ya está grandote, pero quiero decir de gordo, los otros dos son chiquitos. Todas las plantas se las comieron y si no estamos en la casa, hacen un festín, que se comieron todas las orquídeas. Pero son animales lindos.
¿Qué juguete recuerdas de tu infancia?
Tengo una anécdota con eso, mis papás nos decían que al final de cada ciclo escolar, nos iban a dar un regalo: uno bueno, uno mediano y el malo, eso dependía de las calificaciones; yo siempre fui de buenas calificaciones, salí de la prepa con 9.6 o algo así, y cuando terminé ese ciclo, el regalo era un batimóvil, mi hermano lloró porque no le tocó a él, así que se lo di, ni me dio las gracias, y le dije: ¡nunca más te vuelvo a dar un batimóvil!
¿Cuál es tu dulce favorito de la infancia?
Tengo una tía vive en Estados Unidos, desde que recuerdo vive allá. Nos traía unos dulces muy ácidos, ¡ay! hasta se me hizo agua la boca, eran muy aciditos, de esos me acuerdo que eran para mí una gran sensación. Ahora compro unos parecidos, pero no llenan mis expectativas, como aquellos que comía.
¿Qué recuerdas de tu infancia en León?
Salía de mi casa con mi bicicleta y solo me pedían ponerme suéter, y que no me vaya a enfermar. Yo viví en la calle Volcán (Jardines del Moral), por un parque cerca, y ahí podías estar en cualquier parte sin miedo a que te desaparecieran, después nos cambiamos a Balcones del Campestre, nos íbamos caminando al colegio de ida y vuelta por el baldío y ahora jamás me imagino mandar a mi hijo caminando a la escuela. P
¿Qué opinas de Mauro Boselli y su despedida de la afición leonesa?
Creo que debió quedarse una temporada más, le faltaron 6 goles para haber sido el máximo goleador de la historia del equipo. Fue un jugador, icónico, histórico. Quería a la ciudad, era carismático y llegó en un momento en que nos faltaban héroes. El vivir tantos años en la Primera, ver el ascenso y con jugadores, fue el mejor regalo. Él se merece un salón de la fama, yo lo recuerdo con mucho cariño, desde que regresé de Monterrey voy a los partidos del León.
¿Qué traes en tu cartera?
No uso cartera, más bien es un tipo neceser. Antes nada más traía chicles, monedas, y se me llenaban las bolsas. Agarré un neceser de Mariana -su esposa-, y ya lo estoy llenando. Traigo para limpiar la nariz -me dan muchísimas alergias-, medicina para el dolor de cabeza, gel, algo para los mocos, tres desodorantes, tres pastas dentales, cepillo, una loción, peine, talco para que no apesten las ‘patrullas’, pastillas para la diarrea, cinta para las uñas enterradas, porque sufro de eso, también tengo el kit de uñas enterradas, lidocaína, bloqueador solar, desodorante de nuevo, un tratamiento para no brillar, pastillitas para la garganta y gel. ¡Sí, traigo de todo!