Estados Unidos.- California ha hecho historia al convertirse en el primer Estado que limitará la venta de coches de gasolina. La medida, que entrará en vigor en 2035, pretende reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono durante las próximas dos décadas, disparando la venta de modelos híbridos para enchufar y eléctricos. El gobernador Gavin Newsom ha calificado de “intrépida” e “innovadora” una iniciativa que ayudará a transformar la industria automotriz en Estados Unidos. Con sus 29 millones de vehículos registrados (16 millones son coches), la entidad es el principal mercado para los fabricantes de automóviles. Estos han mostrado su respaldo a la ambiciosa propuesta y se han mostrado dispuestos a construir un futuro de cero emisiones.
La propuesta fue aprobada ayer jueves tras cinco horas de discusión en el organismo a cargo de combatir la contaminación del aire. La norma pone a California a la cabeza de esfuerzos similares en todo el mundo. Canadá, el Reino Unido y otros nueve países europeos, entre ellos España, se han fijado metas para orillar los coches de gasolina entre 2030 y 2040. Ninguna de estas naciones, sin embargo, ha promulgado resoluciones como la adoptada ese día.
Los vehículos son la principal causa de gases de efecto invernadero en Estados Unidos. Representan el 28 % de la huella de carbono de la potencia mundial. En 2026, el 35 % de todos los automóviles puestos a la venta en California deberán ser cero contaminantes. Esta marca deberá crecer al 68 % para 2030 y llegará al 100 % en 2035. California calcula que para 2040, habrán recortado un 50% los gases de efecto invernadero y un 25 % la emisión del tóxico smog. Otros 17 Estados pueden seguir el ejemplo californiano en los próximos años.
La iniciativa, sin embargo, impone unas metas que han sido consideradas un duro reto por cumplir para algunos expertos. La venta de vehículos eléctricos representa en Estados Unidos solo el 4,4 % del mercado, de acuerdo a la Alianza por la Innovación Automotriz, que representa a los principales fabricantes. Es el número más alto registrado nunca y el doble de lo registrado en 2020. Es una tendencia al alza en un año marcado por los altos precios de la gasolina, que se han disparado por la guerra en Ucrania y la presión inflacionaria. El principal mercado para los vehículos eléctricos es el oeste. En California representan el 13 % de las ventas de autos nuevos. Le siguen Washington D.C. (10,9 %), el Estado de Washington y Hawái (7,7 %), Oregón (7,6 %) y Colorado (6,2 %).
Los precios de los coches eléctricos son el principal obstáculo para los compradores. Estos cuestan, en promedio, unos 66.000 dólares, mientras que los modelos de gasolina se pueden comprar con 45.000 dólares de media. Las autoridades de California creen que los precios de los eléctricos bajarán durante los próximos ocho años para acercarse a los modelos de combustión. La Administración local está dispuesta a invertir 10.000 millones de dólares en créditos y ayudas para hacer estos autos más accesibles.
“Podemos solucionar la crisis climática si nos enfocamos en dar pasos grandes y arriesgados para acabar con la contaminación”, ha dicho Newsom el jueves. El gobernador demócrata presentó la propuesta mediante una orden ejecutiva en septiembre de 2020. El político redoblaba entonces la apuesta por recortar las emisiones. La medida, afirma, aleja a California de los combustibles fósiles. “Son 915 millones de barriles con los que dejaremos de contaminar a nuestras comunidades”, añadió el mandatario en un comunicado. Siete de las diez ciudades con más problemas de smog del país se encuentran en California, que tiene 40 millones de habitantes.
El organismo que ha aprobado la medida por unanimidad ha tratado de evitar la palabra prohibición. La junta, cuya siglas en inglés son CARB, diminutivo de carbono, ha explicado que esta permitirá a los fabricantes vender modelos híbridos que combinen el combustible con electricidad de las tomas de corriente. Estos, no obstante, deberán tener una batería que permita una autonomía de 80 kilómetros (hoy solo se exigen 16 kilómetros) antes de cambiar a la combustión de gasolina. El Estado podrá penalizar a los fabricantes con multas de hasta 20.000 dólares por cada coche que se quede corto de los objetivos impuestos desde 2026. Las autoridades también deberán desembolsar unos 2.600 millones de dólares para construir puertos de carga de vehículos en toda la región. Algunas organizaciones han puesto en duda de que la red eléctrica de la entidad esté preparada para dar el salto que está obligada a dar.
Apoyo de los fabricantes en California
Los principales fabricantes de automóviles se han mostrado dispuestos al reto. “Estamos comprometidos con construir un futuro sin emisiones”, afirmó Ford en un comunicado. La marca asegura que el combate al cambio climático es una de sus prioridades estratégicas y ha prometido una inversión de 50.000 millones de dólares para aumentar su producción de vehículos eléctricos y baterías. “La norma de CARB es un estándar innovador que definirá el transporte limpio y pondrá el ejemplo en todo el país”, consideró en un comunicado Bob Holycross, el encargado de sustentabilidad de la que fue la primera automotriz del país.
Toyota, quien desbancó el año pasado por primera vez a GM para convertirse en el número uno en ventas en EE UU, también ha reconocido la visión de la junta y su “liderazgo… y autoridad para fijar objetivos para las emisiones”. GM, asimismo, se ha sumado al esfuerzo. En enero anunció su compromiso de eliminar los gases contaminantes de los escapes para 2035. Para lograrlo, invertirán 35.000 millones de dólares en los próximos tres años, un incremento del 30 % comparado con presupuestos anuales anteriores. En cambio, Tesla, que solo fabrica vehículos eléctricos, pidió a CARB más velocidad para la transición total a vehículos de cero emisiones.
En agosto de 2021, el presidente Joe Biden anunció en la Casa Blanca una orden ejecutiva que fija como objetivo que la venta de coches eléctricos llegue al 50 % del mercado para 2030. “La pregunta es si lideramos o nos atrasamos en la carrera para el futuro”, dijo entonces el mandatario, quien presentó la iniciativa como una forma de acelerar la producción en casa de modelos de cero emisiones. También como un gesto geopolítico, pues pretendía mostrar músculo frente a China, un país que produce el 70 % de las baterías utilizadas por los autos eléctricos en el mundo. El proyecto pretende dibujar una hoja de ruta para un futuro más limpio, pero no cuenta con penalizaciones ni castigos si no se llega a la meta fijada.
Las buenas intenciones de la Administración han recibido un importante empujón este verano. A mediados de este mes, Biden vio aprobada por el Congreso su ley económica estrella que contempla, dentro de su universo de 430.000 millones de dólares, para gastarse en los próximos 10 años, el fomento de las energías verdes gracias a incentivos fiscales. La intención es recortar para 2030 un 40 % las emisiones de gas invernadero. El auge del coche eléctrico es vital para que el objetivo se cumpla. Y este comenzará a tomar forma en California.
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