Pedro Azagra es el primer ejecutivo de Avangrid desde mayo pasado. Aunque es nuevo en el puesto, conoce muy bien la compañía. No solo ha sido consejero muchos años, sino que ayudó a formarla con una serie de adquisiciones cuando era responsable de desarrollo corporativo de Iberdrola, que controla un 81,5% de la empresa. En la primera entrevista que concede en su nuevo puesto, destaca cómo Avangrid está comprometida con la transición energética hacia las energías renovables en Estados Unidos, que considera “imparable”.
“Estamos muy orgullosos de formar parte de la transición energética en Estados Unidos y creemos que no tiene vuelta atrás. Por supuesto, hay gente que gana mucho dinero con el gas y que intenta retrasar la transición, pero no importa. Vamos a continuar y creemos que no hay vuelta atrás y el camino es imparable. Necesitamos el apoyo de los políticos en la concesión de permisos y en asegurarnos un marco estable y predecible. Pero la historia es sencilla. Continuará y el mundo lo necesita”, explica Azagra.
Azagra concede la entrevista en el edificio de la Bolsa de Nueva York, donde la semana pasada la compañía con sede en Orange (Connecticut) presentó a analistas e inversores los planes de futuro de la compañía, que contemplan inversiones de 14.600 millones hasta 2025.
El directivo subraya que el viento sopla a favor con la ley de Infraestructuras y la de Reducción de la Inflación. “La ley de reducción de la inflación va a generar una ola de inversión en renovables sin ninguna duda. Cuando tienes una financiación de 350 mil o 360 mil millones y te permiten que los créditos fiscales los puedas vender en el mercado, eso va a impulsar las inversiones, que ya estaban siendo muy fuertes. Tenemos un marco a 10 años que nos da mucha tranquilidad, pero no se ha dejado de avanzar. Incluso en la presidencia de Donald Trump no se paró de construir renovables en Estados Unidos. Estamos yendo en la dirección adecuada. ¿Querríamos ir más rápido? Sí. ¿Tenemos nuestros oponentes, como los gasistas? Pues sí, siempre hemos tenido oponentes, pero seguimos en el camino”.
En Maine, por ejemplo, donde Avangrid promueve una línea para transportar de energía hidroeléctrica desde Canadá hasta Massachussets, ha sido otra eléctrica la que se ha enfrentado al proyecto porque tiene generación con gas en esa zona. “Es una reacción competitiva protegiendo su situación”, señala.
Azagra explica que hay bancos que están dejando de financiar a empresas que tengan centrales de carbón y no cuenten con un plan creíble de cierre. Los propios accionistas de las entidades les exigen valores de ESG (medioambiente, social y corporativo). “En Estados Unidos el cambio que ha habido en renovables es brutal. El carbón prácticamente está pasando a la historia, no se construye una nueva central y se aceleran los cierres. Eso era impensable hace 6, 7, u 8 años, impensable”, dice Azagra.
¿Cuál es el impacto para Avangrid de los cambios regulatorios? “Es positivo. Hay una serie de medidas que pensamos que tienen un impacto positivo en caja de unos 50 millones al año por lo menos. Luego está el impacto en los resultados, que aquí se computa de una vez y que todavía no hemos cuantificado al 100%, pero pensamos que será positivo. La autoridad fiscal tarda tiempo en analizar todos los aspectos y además habrá que ir viendo proyecto a proyecto, pero ya lo que hay aprobado es positivo” explica.
El grueso de la inversión de Avangrid para los próximos años se concentra en redes de transporte y distribución, más que en la propia generación con renovables, pero ambas cosas contribuyen a la transición verde. “La inversión en redes va en paralelo al despliegue de renovables. La nueva generación y el transporte y la distribución tienen que ir juntos. Por un lado, algunas redes tienen ya 60, 80 o 100 años, y hay que hacer una puesta al día de la red; por otro, el consumo está subiendo y lo hace en lugares donde ya no hay disponible más generación. Las inversiones previstas en redes en nuestras compañías en Estados Unidos son brutales, prácticamente en 10 años duplicamos el valor regulatorio de los activos, es casi como montar una red nueva del tamaño de la que ya teníamos”.
Búsqueda de socios
En la presentación a analistas, Azagra señaló la posibilidad de vender activos por importe de unos 2.000 millones de dólares. “Es lo mismo que hemos hecho en el grupo. Yo llevo 20 años en el grupo con las compras y las ventas, queremos hacer tantas cosas que no siempre tenemos la capacidad financiera para todo lo que tenemos en la mesa. Al final, el que busquemos socios para que participen al 50% de algunos proyectos es lo que hemos hecho toda la vida”. Recientemente, Iberdrola ha anunciado un acuerdo con Energy Infrastructure Partners (EIP) para la venta del 49% en el parque eólico marino Wikinger, en aguas alemanas del Mar Báltico, por 700 millones de euros. En Estados Unidos participa al 50% con Copenhagen Infrastructure Partners (CIP) en el parque eólico marino Vineyard Wind 1, de 800 megawatios (MW).
El primer ejecutivo de la filial estadounidense de Iberdrola apunta por dónde pueden ir esas desinversiones: “Ya tenemos en Vineyard un socio, así que en los otros proyectos de eólica marina también podemos incorporar un socio. En energía solar, ahora mismo se están pagando unos precios atractivos, así que podemos dar entrada a socios y con lo que recuperemos, volvemos a invertir y mantenemos los ratios crediticios”. Avangrid posee el 100% de Commonwealth Wind (1.200 MW en Massachusetts), Park City Wind (804 MW en Connecticut) y Kitty Hawk Wind (2.500 MW en la costa de Carolina del Norte).
“Tenemos un plan que ahora mismo contempla una ampliación de capital, pero con 2.000 millones en desinversiones posiblemente no haga falta la ampliación de capital. No decimos aún que no haga falta, pero nuestra historia demuestra que terminamos haciendo las desinversiones”, añade.
Dos de los grandes proyectos de Avangrid están ahora paralizados y pendientes de los tribunales. En Maine, la compañía ha obtenido recientemente una importante victoria legal, pues el Tribunal Supremo estatal ha anulado un referéndum que se oponía al proyecto si la compañía es capaz de demostrar que ya lo había puesto en marcha. “El Supremo ha sido muy firme y podemos demostrar que llevamos 500 millones invertidos. Uno no invierte para tener un caso legal, hemos invertido porque teníamos un plan muy preparado sobre cómo construir la línea y lo íbamos ejecutando”. En todo caso, el proyecto está a la espera también de otra decisión del Supremo estatal sobre un arrendamiento de los terrenos por los que pasa la línea.
La otra gran operación pendiente de los tribunales es la compra de PNM Resources, la compañía de Nuevo México que concentra 6.500 millones de las inversiones previstas por Avangrid hasta 2025, contando la adquisición de la empresa y las inversiones que haga. La compra dependía de los reguladores de Texas y Nuevo México. Los de Texas dieron luz verde a la operación, pero los de Nuevo México la rechazaron por no considerarla la mejor alternativa para los intereses de los consumidores en una decisión en la que usaron como argumento las investigaciones a Iberdrola y sus directivos por el caso Villarejo.
Azagra subraya que de 24 partes personadas solo una se oponía a la transacción. “En cualquier otro Estado se habría aprobado. No estamos de acuerdo con los argumentos que se dieron. Son razones que no tienen nada que ver con un caso de fusión. Pensamos que no se está cumpliendo la ley que hay en Nuevo México, con lo cual hemos recurrido al Tribunal Supremo, estamos a la espera de la vista, que esperemos que sea pronto y después a esperar una decisión del tribunal. En paralelo, cambia la comisión el 1 de enero y tenemos que ver cuáles son las alternativas”. Avangrid no se plantea reiniciar el procedimiento, pero cabe la posibilidad de renegociar o tratar de llegar a un acuerdo, explica, dependiendo mucho de lo que diga el tribunal.
Avangrid tiene un valor en Bolsa de unos 17.500 millones. Su principal accionista es Iberdrola, con un 81,5% del capital. “Estamos orgullosos de ser parte del grupo de Iberdrola, de no ir por libre, aunque seamos una empresa cotizada y también tengamos en mente a los minoritarios, pero estamos orgullosos del grupo donde estamos y beneficiarnos de todo lo que Iberdrola nos da”, sostiene Azagra.
Azagra ve los próximos años con optimismo. “Tenemos un equipo potente, muy comprometido, con ganas de comerse el futuro. Somos una empresa principalmente de redes: tenemos que tener cero fallos en los temas regulatorios, cero fallos en operaciones. En el tema de offshore, los proyectos tienen que ser rentables. Vineyard va fenomenal y en los siguientes proyectos los números tienen que salir bien. Ahora hay problemas de oferta, con incrementos de precios del acero y de materias primas, así que tenemos que adaptarnos, renegociar y hacer que los proyectos sean rentables. Queremos ayudar a la transición energética, pero tenemos que hacerlo no perdiendo dinero. Tenemos que seguir siendo los primeros en hacer ciertas cosas y luego tenemos tantas cosas que hacer que lo que toca es cumplir, trimestre a trimestre, y año a año y eso tenemos que hacerlo de momento los próximos siete años, hasta 2030. Y mientras tanto, buscar oportunidades”, concluye.
(Con información de Miguel Jiménez, de El País).
HEP