Sonora.- La noche y madrugada del 19 de junio de 2020, los habitantes de Caborca, Sonora, quedaron atrapados en medio de un fuerte enfrentamiento entre dos grupos del crimen organizado.
Los estallidos de armas de grueso calibre, el olor a fuego y el miedo propagándose en forma de videos que circulaban por las redes sociales, aterrorizaron por horas a la población.
Al amanecer, los habitantes descubrieron vehículos, tráileres, casas y una gasolinería incendiada. A las afueras de la ciudad, tirados sobre la carretera que va de Caborca a Sonoyta, hallaron nueve cuerpos de hombres semidesnudos, apilados unos sobre otros.
Lo que sucedió aquel día en el desierto de Sonora, en los límites de la frontera con Estados Unidos, fue advertido cinco días antes en un reporte de inteligencia enviado a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“Por inteligencia técnica se conoció que líder del Cártel del Pacífico en la región de Altar, vertiente de Los Chapitos, ordenó la quema de gasolinerías, ranchos y taxis en Caborca y Pitiquito”, se lee en un informe de inteligencia del 14 de junio de 2020.
“Coordina la quema de gasolinerías con la intención de dejar el municipio sin combustible y dificultar la intervención de las fuerzas de seguridad. Instruyó quemar el cerro y ranchos para replegar a sus antagónicos. Quemarán taxis locales para generar temor entre la población”, advierte el reporte encontrado en los correos electrónicos filtrados por Guacamaya.
Guacamaya Leaks: Tenían los detalles
Entre mayo y noviembre de 2020, la Sedena recibió al menos 24 reportes de inteligencia que dan detalles del conflicto que sostenían en ese momento cuatro células del Cártel de Sinaloa: Los Salazar y Los Cazadores, vinculados a Los Chapitos; Los Gigios, afines a El Mayo, y Los Páez, relacionados con Rafael Caro Quintero. Todos los documentos muestran de fondo la palabra “Confidencial”.
Según los reportes, estos cuatro grupos se disputaban el control del territorio en el desierto de Sonora para el tráfico de personas, drogas y armas hacia y desde Estados Unidos.
En los documentos revisados se informa de hechos violentos ocurridos en los municipios de Caborca, Pitiquito, General Plutarco Elías Calles, Ures, Santa Ana y Magdalena de Kino. El conflicto mayor se sitúa en la región del desierto de Altar, Sonora.
Pero también se advierte sobre posibles hechos futuros y estrategias de los grupos criminales para atacarse entre sí. En los informes se emiten recomendaciones a la Sedena y a la Guardia Nacional para vigilar y aumentar su presencia en determinadas zonas y fechas exactas en que podrían ocurrir enfrentamientos.
Guacamaya Leaks: Corrupción, el enemigo
En los reportes sobre la situación de violencia en el estado de Sonora, también se dan detalles de la corrupción de las Fuerzas Armadas y policías locales que colaboraban con los criminales, realizaban operativos y detenciones a favor de uno de los grupos en conflicto.
“El grupo se caracteriza por su alta capacidad de corrupción, recibe protección de fuerzas de seguridad de los tres órdenes de gobierno, quienes además de brindarles protección e informar de los operativos implementados en su zona de operación, también participan en la detención de sus antagónicos”, destacan.
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