Morelos.- La entrada al Pueblo Mágico ha quedado totalmente transformada. El paso peatonal y de caballos fue eliminado para dejar espacio al nuevo acceso, hiperiluminado y similar al de cualquier ciudad del País, con nuevas casetas de cobro.
Luego de más de una década de conflictos, protestas y litigios, la obra de la ampliación a cuatro carriles de la autopista La Pera-Cuautla será inaugurada por fin este domingo.
Entre bloqueos e intensas negociaciones, se ha trabajado las últimas semanas a marchas forzadas, las 24 horas del día, en los últimos detalles de los 27.2 kilómetros de la ampliación y los 7 kilómetros de calles laterales de los que consta la obra, en la que han estado involucradas las constructoras Grupo Tradeco, Constructora Angular, Grupo Vise y Grupo Constructor Transportieren.
El proyecto fue lanzado a finales de la administración de Felipe Calderón y los trabajos arrancaron formalmente en 2012. Se vieron interrumpidos en 2015 por un amparo interpuesto por comuneros. En 2018, la Suprema Corte de Justicia determinó que los inconformes carecían de interés jurídico y permitió que se reanudara la obra.
Desde un principio, habitantes de Tepoztlán advirtieron que la ampliación de la obra implicaba serios riesgos ambientales y que aceleraría el crecimiento desordenado y la especulación inmobiliaria en el municipio.
Después aparecieron además reclamos por afectaciones a la identidad cultural y daños al patrimonio arqueológico. Se produjo también una ambiente de polarización y ruptura entre los habitantes del municipio. Y al fin afloraron los reclamos por los daños ocasionados en colonias aledañas a la autopista.
Paisaje alterado en Pueblo Mágico Tepoztlán
Larisa de Orbe, directora de la agrupación Acción Ecológica y académica, recuerda que los cuestionamientos desde la misma presentación de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), en 2011, por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y su aprobación por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
“Cuando revisamos la MIA nos dimos cuenta que era como todas las que se presentan en el País, llena de contradicciones, con información incompleta o falsa, esto es, hecha a modo para aprobar el proyecto carretero”, comenta en entrevista.
“Y lo que más llama la atención en este proceso es que la propia Semarnat, en un comunicado interno, dice que la ampliación es inviable porque se violan el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial (POET) de Tepoztlán y los decretos de protección. Aun así, la DGIRA (Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental) de la Semarnat aprueba la MIA”.
Uno de los principales factores para impulsar el proyecto, señala, es la importancia de la autopista en materia de transporte de carga.
“Tepoztlán está en un lugar privilegiado para el intercambio de mercancías. Une a la Ciudad de México con el oriente y enlaza con la autopista Siglo 21. Forma parte de lo que se llamó el Plan Puebla Panamá y ahora es el Corredor Mesoamericano. Y esto está ligado también a proyectos extractivistas, a la termoeléctrica en Huesca y a los proyectos de concesiones mineras que hay en el estado, el más amenazante en la zona de Xochicalco”, apunta.
No importaron, lamenta, la pérdida de biodiversidad, la afectación de la dinámica hídrica, el aumento de vulnerabilidad ante el cambio climático y la alteración del paisaje.
“Tepoztlán está ubicado en una zona de gran fragilidad ecológica. Está justamente situado en una zona de transición entre dos grandes fronteras ecológicas, y uno lo puede ver cuando va bajando por La Pera, vas en el bosque y de repente cambia a una vegetación de selva. Está ubicado en la yuxtaposición de biorregiones, conecta a los bosques templados con los bosques tropicales”, señala.
“Esto hace que sea una zona de gran biodiversidad. Circula fauna de diferentes especies, es un centro de convivencia tanto de flora como de fauna. También es una importante zona de captación de lluvia, de recarga de acuíferos”.
El tema de la falta de agua en Tepoztlán, remarca, es una realidad y no hubo un estudio serio de cómo iba a afectar al tema hídrico la tala de más de 4 mil árboles, que, advierte es solo el principio de lo que viene.
“Después de las ampliaciones carreteras los proyectos inmobiliarios brotan como hongos por todos lados”, alerta.
De Orbe llama a verificar el cumplimiento de las condicionantes que planteó la Semarnat al aprobar la MIA y cuestiona el papel jugado por la Profepa y la Conanp en todo el proceso.
“Tepoztlán está dentro del Parque Nacional El Tepozteco y del Corredor Biológico Chichinautzin, y la Conanp ha jugado un papel muy lamentable”, señala.
“Es la misma población la que tiene que estar vigilando ante la omisión de las autoridades ambientales”.
Despojo
En el kilómetro 0 de la autopista, en el entronque con la vía México-Cuernavaca, Roberto Robles Quiroz, activista ambiental de Tepoztlán, inicia el recuento de daños.
“Los carriles nuevos que estamos viendo estaban llenos de árboles, de estos árboles grandes que son encinos, y los llorasangres, que son endémicos y cada vez son menos, y los amates”, reprocha.
“Tiraron 5 mil árboles en solo una semana, y aquí es área natural protegida”, reprocha.
Y los pasos de fauna que prometieron, señala, ya los clausuraron.
Integrante del Consejo del Barrio de Santo Domingo de Guzmán, recuerda que desde que se planteó el proyecto generó mucho descontento.
“Las preocupaciones que hubo en ese momento fueron sobre todo en la parte ambiental, en la parte del agua, y la invasión de áreas naturales protegidas”, apunta.
“Se veían venir otros problemas sociales, como la cuestión de la explosión inmobiliaria, el tráfico y la especulación de la tierra (…) Y ya se empezaba hablar desde entonces de la gentrificación, del desplazamiento de los habitantes locales por una invasión comercial”.
Sin embargo, lamenta, se impuso lo que nosotros consideramos un despojo territorial.
El entonces gobernador Graco Ramírez, indica, tenía mucho interés en el proyecto e hizo todo para echarlo a andar.
“¿Qué hizo Graco? Venía el proyecto de Calderón de la autopista y apostó a dividir a la comunidad. Buscó a un grupo afín y lo impuso en 2013, con apoyo de granaderos, en una asamblea de cambio de representación agraria”.
El comisariado de bienes comunales, que quedó en manos desde entonces de la familia Cuevas de la comunidad de San Juan Tlacotenco, explica, dio el aval para la obra.
“Y son los que han detonado el problema de la especulación de la tierra, porque son los que están entregando constancias de posesión agraria donde no se puede construir y se está expandiendo la mancha urbana hacia los cerros”, acusa.
Habitantes del municipio, destaca, constituyeron el Frente en Defensa de Tepoztlán y lucharon para prevenir los daños asociados al proyecto.
“Se pudo frenar la obra durante dos años y medio por amparos interpuestos por algunos comuneros por cuestiones ambientales, por cuestiones de salud. Después se reactivo en el actual gobierno, con López Obrador, que en campaña vino aquí, al zócalo de Tepoztlán, a decir que cuando llegara al poder iba a cancelar la obra”, reprocha.
La lucha se reactivó este año, comenta, al persistir el conflicto en órgano de representación comunal y las preocupaciones por el daño ambiental y la especulación con la tierra.
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FRG