Sinaloa.- En Jesús María, una sindicatura con 5 mil habitantes, según datos del Ayuntamiento de Culiacán, se vive estrés postraumático.
En esa zona se registró el principal problema de violencia por la captura de Ovidio Guzmán López, hijo del capo Joaquín El Chapo Guzmán, el pasado 5 de enero, en un operativo que dejó 30 personas muertas, 19 de ellas civiles armados.
Hay necesidades que está teniendo la ciudadanía. Las necesidades son reales, requieren el apoyo y atención de labor social”, afirmó en conferencia de prensa Cristóbal Castañeda Camarillo, Secretario de Seguridad Pública de Sinaloa
El operativo comenzó en la madrugada del jueves 5 de enero en el pueblo Jesús María, donde Ovidio Guzmán vivió luego que se le sorprendió en el fraccionamiento Tres Ríos, el 19 de octubre de 2019.
El hijo de El Chapo tiene una ficha de búsqueda por el Gobierno de Estados Unidos por los delitos de “conspiración para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana desde México y otros lugares para su importación a los Estados Unidos”, según se lee en la ficha elaborada por la Administración de Control de Drogas de ese país (DEA, por sus siglas en inglés).
Aquí fue detenido en 2019, pero horas más tarde se le liberó por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En aquella ocasión, Culiacán se paralizó con una fuerza armamentista superior a la del Ejército, la Guardia Nacional y la Policía que estaban en la capital de Sinaloa la tarde de ese 19 de octubre.
El jueves pasado, fue distinto, el operativo comenzó desde la madrugada en un pueblo al norte de Culiacán, pero eso no importó, hubo hombres armados despojando a civiles de sus vehículos por todas partes.
Un pueblo hecho pedazos
Hicieron quemas con coraje, en venganza de que ahora sí se detuvo al hijo de Guzmán Loera en una de las formas más vulnerables: mientras dormía en el rancho donde nació y creció.
Sumaron 18 bloqueos, dos policías estatales asesinados, dos aviones con disparos -uno comercial y otro más del Ejército-, decenas de vehículos incendiados y saqueos.
Todo se reactivó al día siguiente, pero en Jesús María había un pueblo hecho pedazos en lo emocional. Hubo mujeres y hombres que vieron morir a sus hijos, familias que perdieron sus bienes usados como barreras y trincheras.
Apenas el 7 de enero, las autoridades visitaron la localidad y el primer acercamiento fue dar 500 estufas con parrilla y 500 cobijas.
También llevaron servicio médico y de enfermería para atender a 60 personas lesionadas, pero lo que se encontró es que las heridas más graves están en la mente y el corazón de los habitantes de Jesús María.
Lo que más detectamos es estrés postraumático. El día de hoy se enviará una caravana de salud”, dijo en conferencia Cuitláhuac González Galindo, Secretario de Salud de Sinaloa.
Cuatro días después del operativo, habrá atención psicológica, se comenzará el resane de las paredes impactadas por los balazos y habrá un levantamiento de daños materiales, y de los emocionales.
JRL