Despierta todos los días a las tres de la mañana y su primera corrida a las cinco. Griselda Martínez Rodríguez, de 40 años, enfrenta el desafío de ser conductora en las nuevas rutas de QroBús, en una política que promete cambiar radicalmente la calidad del servicio del transporte público queretano.
Más allá del rugir del motor y retos que conlleva manejar un camión de grandes dimensiones con decenas de personas a bordo, su historia es un testimonio de superación, constancia y de romper paradigmas en una profesión dominada por varones y con el estigma de que las mujeres no saben conducir.
Nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, Griselda es una mujer que se ha reinventado varias veces en la vida. Hace ocho años se mudó a Querétaro, abandonó la preparatoria y fue ama de casa para criar a sus tres hijas. Sin embargo, un mensaje de WhatsApp la motivó a dar un giro de 180 grados en su vida.
“Me enteré por un grupo de WhatsApp de la convocatoria. Al principio dudé, pero dije, vamos a intentarlo. Y sí, me costó un buen, pero me gustó”, confiesa Griselda, quien además comparte que su inspiración vino de su hermano, propietario de un camión de volteo.
Una nueva vida familiar
“Primero sí fue difícil, porque yo no tenía quién llevara a mi hijo, y mi hija se andaba moviendo; donde estamos sólo hay baldíos. Entonces prefiero pagar Uber, pero ahora sí que alguien conocido de ahí la lleva aquí a Talentos Deportivos, a la prepa, por seguridad”, explica.
La rutina diaria de Griselda es demandante. Se levanta antes del amanecer para prepararse y realizar la revisión de su unidad. Durante su ruta enfrenta desafíos como el tráfico y las exigencias de los usuarios. A pesar de ello, Griselda mantiene el optimismo, consciente de que está contribuyendo al bienestar de su familia y, como explica, a la construcción de una nueva forma de movilidad en la ciudad.
Rompiendo estereotipos
Sin embargo, no todos apoyaron su decisión: su hermano, conductor de grandes unidades, expresó sus reservas por inmiscuirse en una profesión en la que 90 por ciento de las plazas están ocupadas por hombres.
“Mi hermano me decía, ‘¿Qué vas a hacer ahí?’ Pero mis hijas y mis padres siempre estuvieron conmigo. El camino ha sido un poco difícil, especialmente en cuestiones de logística con mis hijos, pero hemos encontrado la manera de adaptarnos”, dice.
Sobre las dificultades al conducir Griselda, que conduce la Troncal 12, señala que Avenida de la Luz presenta desafíos, sobre todo por estar en curva y por el tamaño de su unidad. El trayecto, además, cruza con Paseo 5 de Febrero, que durante las obras también ha traído desesperación entre los usuarios.
“Muchos pasajeros quieren bajar porque el tráfico se detiene y tienen que llegar a su trabajo. Si llegan tarde, pierden todo. Pero no los podemos bajar si no es en la parada, a menos que haya alto total”, explica.
Con 70 conductoras en servicio y 120 en formación, Griselda forma parte de un grupo pionero que no solo desafía estereotipos, también se enfrenta a retos en una ciudad capital en constante crecimiento, con decenas de personas que llegan día con día a vivir a Querétaro y con un sistema de transporte que, en palabras del gobernador Mauricio Kuri, es revolucionario
“La vida te presenta oportunidades. Yo decidí tomarla de frente, con el apoyo de mi familia. Y aquí estoy ahora”, concluye Griselda.
RSV