El crimen organizado expandió el uso de narcodrones modificados para aumentar el terror e intimidación contra la población, autoridades y rivales, además de que también incursionó en la fabricación de ojivas para armas de alta letalidad.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registró un auge en el hallazgo de explosivos de fabricación “casera”, principalmente en Michoacán, Guerrero, Jalisco y Zacatecas, donde la delincuencia azota a los productores con el cobro de piso.
En Michoacán, autoridades federales encontraron talleres de construcción de ojivas, que son la parte delantera de proyectiles de alta potencia. En los sitios, de acuerdo con sus reportes y fotografías, han hallado equipos de alta tecnología identificados como centro mecanizado.
Los soldados confirmaron un aumento en la localización de drones modificados al pasar de un promedio mensual de 112 en 2022, a 126 en 2023. En 2021 el uso de esos artefactos no figuraba en el radar y en informes militares.
“En Guerrero y Michoacán se focaliza la atención, hemos encontrado una gran cantidad de artefactos modificados con tubos en los que colocan los explosivos (pólvora) y tuercas como metralla”, dijo a Reforma un mando militar consultados sobre los decomisos.
En Michoacán, en los últimos días la Sedena ha localizado dos laboratorios de explosivos en La Huacana, una situación inédita para el Ejército.
“Son los primeros laboratorios clandestinos de explosivos para drones y ojivas, la actividad no tiene referente”, añadió el informante castrense.
RSV