Raquel y Luisa el primer matrimonio de mujeres transgénero en Baja California

Baja California.- Raquel y Luisa celebraron su matrimonio, el primero en su tipo en Baja California al tratarse de una pareja transgénero. Antes de lograr su contrato matrimonial, durante toda su vida han tenido que pelear por un derecho fundamental: El derecho a su identidad y a ser reconocidas.

“Es como si no existiéramos”, dice Luisa sentada en la mesa de un café, junto a Raquel, su ahora esposa. Apenas ha pasado un día desde que la alcaldesa de Playas de Rosarito, Araceli Brown, encabezó la ceremonia y ambas empiezan a planear conquistar otros derechos que, durante años, les han sido negados.

Una casa para las dos, un seguro médico y, de ser posible, un préstamo bancario pero no por cada una sino como pareja en matrimonio.

“Durante mucho tiempo estos derechos que la gente da por sentado jamás estuvieron como una opción para nosotras, para la comunidad, podrías tener 10 años viviendo con tu pareja pero sin acta, los derechos que como esposa tienes no son reconocidos legalmente”.

Para Luisa casarse no era una opción. No estaba en sus planes hasta que conoció a Raquel, pero cuando se pregunta por qué no lo había pensado, sabe que para la comunidad transgénero algunos derechos no son válidos, mientras que para el resto de las personas sí.

El peregrinar de Luisa para ser reconocida ante las leyes 

Por ejemplo, en 2023 tuvo que usar todo su periodo vacacional para terminar sus trámites de expedición, rectificación y cotejo, que son todos aquellos documentos que le permiten gozar de una existencia oficial de acuerdo a la identidad con la que ella se identifica.

 

Raquel y Luisa, el primer matrimonio de mujeres transgénero que se lleva a cabo en Baja California./ Aimee Melo para El Universal

 

Tan solo ir a una oficina de gobierno puede generar una crisis de ansiedad. Durante su peregrinar para obtener sus documentos de identidad, fueron distintas y varias las ocasiones en las que tuvo que pedir y exigir respeto, porque la mirada fija de los empleados era lo mínimo, no atenderla u obstaculizar el proceso era lo que más le decepcionaba.

“En una ocasión cuando llegué al Registro Civil de Mexicali la persona que me atendió me pidió un permiso firmado por mis papás de que estaban de acuerdo con mi cambio de identidad… yo tenía 30 años, yo quería llorar porque pedir los días en el trabajo y hacerme el tiempo no es fácil, pero más cuando sabes que no lo hacen sólo porque no quieren”, recuerda Luisa.

En febrero de 2022 se publicó la Ley de Identidad en el Periódico Oficial de Baja California, en ella se decretó —entre varios puntos— garantizar la gratuidad del proceso para el cambio de identidad en los documentos oficiales; sin embargo, la realidad es que en las oficinas de gobierno esto no está garantizado y el trato muchas veces es revictimizante.

“Es que se mira muy bien cuando en el discurso lo dicen y si hay avances, pero todo lo que está ahí no llega a los empleados de base, a la gente con la que tenemos el contacto del día a día”, asegura Raquel, quien a punta de experiencia aprendió a sortear la burocracia y la discriminación.

Ambas decidieron casarse en Playas de Rosarito por considerar que el municipio tiene mayor apertura, una de las integrantes del gabinete municipal es miembro de la comunidad transgénero y, tener esa presencia en puestos de poder, para ellas fue clave al sentirse representadas.

“Es que es importantísimo que la comunidad pueda aspirar a estos cargos sencillamente porque además de la noción de querer y saber hacer su trabajo existe la empatía, porque son personas que saben de discriminación, pero sobre todo de la urgencia que tenemos por gozar de una identidad”, explicó Raquel.

JRL

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