Montse Castro Pérez es terapeuta del lenguaje y en su fundación “El amor se escucha”, recibe a niños que tienen pérdida auditiva para brindarles un entrenamiento.
Lo hace bajo la modalidad de campamento y es una inmersión total del lenguaje que se traduce en un método que propone e investiga en la actualidad.
“Se llama PPP, consiste en percepción, procesamiento y producción; lo que hago es trabajar a través de P1, P2 Y P3, cada una tiene un contenido, y las mamás transfieren estas pautas a la casa para que el niño pueda tener lenguaje”.
Se trata de una combinación de la terapia auditivo-verbal y del lenguaje integral que se ha ajustado y que ha surgido a partir de estar con estos niños y de ver sus necesidades específicas en el Bajío.
Son casi seis años el tiempo que ha invertido en este proyecto, y ha sido la lectura de otros métodos y artículos pero, principalmente, ver y estar en contacto con niños que tienen sordera es lo que la ha llevado a materializarlo.
“Hay una necesidad de trabajar de manera grupal porque el hospital tiene sobre población, y una terapia te cuesta entre 600, 800 o 1500 pesos, y muchos no pueden acceder a eso“.
Gracias a la experiencia que ha tenido ella puede asegurar que una mamá que se une al campamento, sin costo alguno, tiene un avance del 80% contra un 20% de quien no lo hace.
“A partir de ver a otras madres trabajando hay una retroalimentación muy grande, además de que el niño ve a otro en su imagen corporal, con un implante coclear; muy rápidamente tiene una percepción, una discriminación y un procesamiento de la información muy bueno hasta llegar a la producción del lenguaje que se espera de acuerdo a su edad“.
Desde su infancia Montse, de 33 años, comenzó a tomar conciencia sobre estas problemáticas, por ello es que decidió guiar su camino en la psicomotricidad, la terapia auditivo verbal y enrolarse en el Hospital de Alta Especialidad donde trabaja actualmente.
“En nuestro país todavía hay mucha ignorancia al respecto por lo tanto crear conciencia, como un grupo pequeño aquí en el Bajío, me parece sumamente fundamental“.
El sábado 2 y domingo 3 de marzo inicia el primer campamento del año con 47 niños de entre 4 y 12 años de edad.
Los pacientes provienen del “De Alta” y de su consultorio particular y espera poder aceptar a más niños conforme crezca su proyecto, por lo que se le invita a la sociedad a apoyar como voluntarios, con donativos de alimentos como agua, leche, tortas, jugos o dulces. Se le puede contactar a través de su página de Facebook: El amor se escucha.