Hoy el Instituto Jassá Teresiano de León está cumpliendo 60 años de fundación. La pandemia por Covid-19 no les impidió festejar como amerita la ocasión. Con una misa virtual y una convivencia con afluencia controlada, estudiantes, docentes y personal administrativo celebraron este aniversario.

Para iniciar con los festejos, este viernes, en punto de las 8:15 de la mañana, se celebró una misa de acción de gracias virtual que se llevó a cabo desde el Colegio Cultural Teresiano en la Ciudad de México y que los alumnos pudieron ver desde sus casas.

Divididos por niveles educativos, de 10 de la mañana a 2 de la tarde, padres de familia y alumnos desfilaron a bordo de sus autos por las canchas y la explanada del auditorio Enrique de Ossó. Allí el personal del colegio los recibía con cantos, baile, aplausos, música y muchas porras; les entregaban un reconocimiento y otros presentes conmemorativos. 

La mayoría de los vehículos iban adornados con globos, carteles y mensajes de felicitaciones y de muestras de orgullo por pertenecer a esta institución teresiana. 

Ana y Fabiola Martínez, titulares del área de Innovación institucional del Instituto Jassá, informaron que los festejos concluirán el siguiente mes con una comida de exalumnos organizada por la madre Nilsa y un grupo de egresados.

La celebración estuvo a cargo de la madre Nilsa Esther Osorio, directora de la institución; Ana Lilia Silva, directora académica; Fernanda Arias, directora de pastoral y Guadalupe Sena, directora administrativa.

 

Madres teresianas han sabido sembrar en tierra fértil

Madre Nilsa Ester Osorio Haas | Foto: René Pimentel

En entrevista, la madre Nilsa Esther Osorio Haas, religiosa de la compañía de Santa Teresa de Jesús y directora general del Colegio Jassá se dijo orgullosa de celebrar los 60 años de la institución, que son fruto de un trabajo en equipo entre maestros, administrativos, “bienhechores” y, sobre todo, alumnos y padres de familia pues considera que “lo mejor de esta institución educativa es su gente”.

Procedente de Mérida, Yucatán, la madre Nilsa llegó a León hace nueve años para dirigir la institución; en ese sentido, confesó que ya se siente leonesa porque León la ha “recibido con los brazos abiertos”. 

Relató que el 12 de febrero de 1962 pusieron la primera piedra del colegio y la casa religiosa en la colonia La Martinica en un predio de siembra donado por Adolfo y Chelo Pons.

Recordó con nostalgia que el primer edificio era apodado “el gallinero”, precisamente por estar ubicado en ese terreno.

Para la madre Nilsa, en ese terreno se siguió sembrando, pero ahora educación y valores: 

“Desde que estamos aquí en León desde 1962 ha sido una constante siembra muy generosa de las hermanas teresianas que ha dado buenos frutos porque hemos sembrado en tierra fértil porque las comunidades educativas que se han formado han sido muy buenas con gente muy noble y muy identificada con el carisma teresiano”.

A medida de que la comunidad estudiantil fue aumentando, se fueron construyendo los edificios; incluso, en la actualidad tienen un centro educativo para niños de escasos recursos en la colonia Libertad también en León. Este centro educativo, en un principio estuvo localizado en las instalaciones del colegio por más de 20 años hasta que en 2007 decidieron acercarlo más a las comunidades que lo necesitaban.

Informó que parte del éxito que han tenido se debe a que han sabido responder a las necesidades educativas que van surgiendo. Muestra de ello es la conversión de un colegio para mujeres a uno mixto que se dio en la década de los 90.

“En ese tiempo se analizó que el mundo es mixto y que necesitamos ir caminando hacia lo que la sociedad va necesitando, así que hoy por hoy está siendo una formación muy significativa para los niños y niñas”.

Uno de los retos que, con la madre Nilsa al timón, el Jassá ha sabido sortear, es adaptarse a la nueva normalidad en esta pandemia

“En este tiempo de pandemia ha sido un tiempo muy complejo, muy difícil porque la reactivación educativa ha sido muy gradual. Pero la fe y la espiritualidad es algo que ha ayudado al ser humano en esta pandemia; formar a los estudiantes desde los valores teresianos y el evangelio contribuye a fortalecer su formación no solo académica, sino también social y espiritual”.

Finalmente agradeció a todos los que han hecho posible este 60 aniversario del Instituto Jassá

“No puedo decir más que gracias. Gracias ciudad de León, Guanajuato, gracias a todas las personas que han contribuido para que nosotras (las madres teresianas) sigamos aquí”.

 

Madre Grace Lafuente de Luna: Una vida dedicada a la educación teresiana

 

Madre Grace Lafuente de Luna
Madre Grace Lafuente de Luna | Foto: René Pimentel

La madre Grace Lafuente de Luna es la religiosa que más años lleva trabajando en el Instituto Jassá nació en Piedras Negras, Coahuila, se formó en Estados Unidos y ha vivido la mayor parte de su vida en León.

Llegó al instituto en León un par de años después de la fundación de la escuela, pero ella ya pertenecía a las teresianas en Estados Unidos. Ha estado en cuatro períodos en el Instituto a lo largo de toda su vida impartiendo clases en preescolar y primero de primaria.

Recordó que su primera salida del Jassá León fue para continuar su formación en Nueva Orleans, Estados Unidos; pero nuevamente regresó a impartir clases en inglés. 

Estuvo por 12 años más en el instituto hasta que fue a colaborar como secretaria en el Obispado con monseñor José Guadalupe Martín Rábago, por 17 años y medio. Finalmente, volvió a León para quedarse definitivamente, pues considera que esta ciudad es su casa.

La madre Grace confesó que lo que más disfruta de León es a su población

“La gente de León, es muy querendona (cariñosa), luego luego se entregan, y por eso se trabaja muy agusto aquí”.

Para ella, trabajar con los más pequeños es muy gratificante

“Para mí es un gran gozo porque uno aprende muchas cosas. Uno piensa que les está instruyendo, pero luego nos damos cuenta de que ellos ya saben muchas cosas y que hay que seguir alimentando”.

Refirió que entre los miles de niños que ella ha formado se encuentran los descendientes de la familia Pons y los recuerda como “unos niños muy buenos y muy cariñosos; la verdad valora uno mucho lo que traen en su corazón”, aseguró la religiosa.

Por último reconoció el trabajo de la madre Nilsa, que en sus palabras “la gente la estima bastante porque es una persona muy correcta que ha hecho muy bien al colegio”.

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