Fabiola Campos es médico veterinario zootecnista con 15 años de experiencia, en los que ha trabajado principalmente con gatos y perros, estos últimos son su pasión.
Hace 10 años, la médico tuvo un refugio para perros rescatados, donde llegó a tener hasta 125 animales. Después de esa experiencia su espíritu altruista continuó y de esa manera es que actualmente tiene a 20 peludos viviendo con ella, que han llegado de diferentes contextos.
Desde chiquita nació el amor por los animalitos porque mi abuelita me llevaba a un rancho todos los fines de semana y ahí vi varios animales nacer y crecer. Cuando era niña siempre agarraba todos los perros de la calle, a mi mamá no le gustaban, pero yo siempre los llevaba a mi casa. Actualmente tengo 20 perros, todos han sido rescatados, anteriormente los estaba dando en adopción pero pasaron años y se fueron quedando, ya pertenecen a mi familia”, contó Fabiola.
La veterinaria mencionó que algunos de sus perros sufrieron maltrato, algunos fueron abandonados en la calle y otros los llevaron dueños de criaderos al hospital donde ella trabaja para pedir que los durmieran, pues los consideraban desecho.
“En su mayoría tengo Border Collie porque son perros súper hiperactivos a los que la gente no entiende; los perros que los compran de chiquitos por la película de Babe y ya de grandes no los aguantan y terminan en la calle.
También tengo varios mestizos y dos Pug, una que nació sin una patita y una que no tiene ojos. La usaban para reproducción y la tenían hacinada en una jaula, tuve que comprarla para rescatarla”, dijo la veterinaria.
Hassan y Ocra
De entre toda la familia perruna que ha formado Fabiola, para celebrar el Día Internacional del Perro nos presentó a dos de sus miembros: Hassan y Ocra.
Hassan es un Afgano al que pusieron en adopción porque ya no lo podían atender. Son perros que requieren muchísimo cuidado y económicamente cuesta, por eso me lo ofrecieron. Era de carácter fuerte, me costó trabajo que no mordiera, pero ya aprendió a convivir”.
Ocra es de otra raza muy peculiar, ya que es endémica de nuestro país. Se trata de una hembra de Calupoh, un perro lobo mexicano que era sepultado junto a los guerreros en la época prehispánica. Hasta 1999 se comenzó a recuperar la raza y en este mismo año fue registrada por la Federación Canófila Mexicana.
“A Ocra me la regalaron, su camada fue un accidente porque el dueño ya tenía la fecha para castrar a su perro. Desafortunadamente, a todos los cachorros les dio moquillo y ella fue la única que sobrevivió”, platicó Fabiola.
Fabiola, junto con su familia, ya tiene toda una rutina establecida que le permite darle el cuidado necesario a los 20 perros.
Me levanto todo los días como a las 5 de la mañana, hago la limpieza y después los saco por tandas a pasear, la ventaja es que mis hijas me ayudan. Tiene un jardín, cochera y la casa siempre está abierta, los perros saben estar dentro”, explicó.
Un amor heredado
Michelle Estrada es hija de Fabiola y actualmente está estudiando la carrera de Médico Veterinario Zootecnista, inspirada por la labor de su mamá. Aunque la joven está interesada en especializarse en equinos, también comparte el amor por los perros.
“Desde pequeña comencé a tener contacto con los animales y también me gustaba mucho la medicina. Lo mejor de la veterinaria es que combina esos dos aspectos”, dijo la estudiante.
Al igual que su mamá, Michelle solía rescatar perros de la calle cuando era más pequeña, y se quedó prendada del amor incondicional que estos seres brindan. “Ellos nunca te ven diferente, siempre eres uno más de su camada”.
La joven explicó que es muy importante saber escuchar a los perros, pues a través de su lenguaje corporal pueden comunicar muchas cosas, desde cuánto quieren caminar hasta si desean que alguien los acaricie.
Mucha gente agarra perros en la calle sin escucharlos, si ves que esconde las orejas y se hace pequeño, puede ser que se sienta incómodo y aunque no sea un perro de personalidad agresiva, va a buscar defenderse”, explicó.
Michelle también contó que tiene una conexión muy especial con Ocra, porque cuando llegó a su casa ella fue la responsable de cuidarla y pasaron mucho tiempo juntas.