Detrás del muro de piedra y los dos portones de madera en la fachada, el taller permanece en un silencio casi total, apenas se escucha el trinar de unos pájaros alternado con los gritos de un trío de loros que hacen eco entre las piezas de cerámica almacenadas al costado de los pasillos.
Jarrones, tinas, ollas, platos, charolas, figuras de cerámica mayólica en blanco, con estampados predominantemente en azul como es tradicional de estas piezas fabricadas, técnica que llegó a México con la conquista española y que hace 51 años el artesano Gorky González rescató luego de casi 80 años de no producirse en Guanajuato.
Sentado al escritorio de su oficina en la planta alta del taller, su hijo Gorky González Ono relata cómo nació el taller que inició su padre y que ahora él encabeza y administra.
“Mi abuelo Rodolfo González era escultor y ahí fue donde mi papá tuvo su primer contacto con el barro, le ayudaba a hacer los moldes para las esculturas o las esculturas que primero se hacen en barro, en 1962 mi papá puso una fundidora artesanal y luego con una beca se fue a estudiar a Japón, allá conoció a mi mamá -relata con voz serena y amable- allá estudió con los maestros Tsuji Seimei y Kei Fijiwara, considerados tesoros vivientes en aquel país”.
A su regreso de Japón, Gorky González padre instaló una tienda de antigüedades, donde de manera fortuita llegaron unas ollas que le parecieron muy peculiares: “Le preguntó a mi abuelo: ‘Oye papá, ¿y estas ollas qué, o de dónde vienen o quién las hace? Y ya mi abuelo le contó que las hacían desde hace muchos años en el rumbo de San Luisito”, relató.
Así, a González padre le surgió el interés por rescatar la técnica de la mayólica y mantener vigente esta técnica de fabricación de cerámica e instaló su pequeño taller en la parte trasera de la Ex Hacienda de Montenegro, y logró su objetivo con creces pues a la fecha le ha traído un sinfín de reconocimientos, premios y experiencias gratificantes.

Premio Nacional de Artes y Ciencias 1992                                                                                

Entre las exposiciones y ferias en las que ha participado, están la de Nueva York en 1966 y la galería del nuevo edificio central de Tokio en 1967. En 1968 participó en la Expo Montreal en Canadá.

En 1970 fue reconocido con una exhibición permanente en el Museo de Arte Popular del Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías; en 1990 se presentó en el Festival Cerámica del Nuevo Mundo en Italia y en 2002 en el Museo Franz Mayer.
También el taller se ha hecho acreedor a diversos reconocimientos, tales como el primer lugar en la Feria del Hogar de 1964; el primer lugar nacional de Arte Popular en Aguascalientes en 1975; el Premio Nacional de Turismo y Hotelería en 1977, y en 1994 obtuvo El Pípila de Plata que otorga el Club de Leones Marfil al ciudadano más distinguido.
Toda esta trayectoria y dedicación al rescate, promoción y permanencia de una técnica artesanal que estaba prácticamente muerta en el estado, le hicieron merecedor del Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Artes y Tradiciones Populares de 1992.
“Evaluaron que era una técnica que se rescató y que ya llevaba mucha trayectoria haciéndolo y que de alguna manera continuaba impulsando una tradición guanajuatense hacia México y hacia el mundo, yo creo que esa fue la idea por la que los jurados se decidieron por mi papá”, refirió González Ono.
Después de ganar el premio, en enero de 1993, González Ono, recién graduado del Instituto Tecnológico de Monterrey como ingeniero industrial y de sistemas, tomó las riendas del negocio.
Él creció en medio de la producción de cerámica y aprendió el oficio y el funcionamiento del taller: “Crecí entre el barro”, comentó, al cual poco a poco le ha ido aplicando mejoras en la producción pero sobre todo en la comercialización.
“Al graduarme en diciembre del 92 del Tecnológico, veo la necesidad de que el taller se modernizara en varios aspectos, primero en la cuestión administrativa, luego en la cuestión de producción, desde chico he estado mezclado con el barro, y tomo unos cursos donde me especializo más en cuerpos cerámicos y esmaltes, entonces ahí con la base de la ingeniería me ayuda a entender un poco más esos procesos”, relató.
“Lo primero que hice fue meter una computadora (al taller)”, responde sin dudar y una risa cómplice rompe la serenidad de su cara, luego de cuestionarle qué fue lo primero que hizo al tomar las riendas del taller.
“Metí la computadora e hicimos un sistema sencillo para administrar el taller en Fox Pro, un lenguaje de programación de hace años, para estandarizar y tener controles de calidad, poco a poco fui metiéndome en el taller hasta que me centré en las ventas porque me di cuenta que ahí es donde está el tambor del ritmo del negocio”, relató.
Entonces comenzó a buscar nuevos canales de negocios para colocar el producto en otros mercados y se enfocó en las exportaciones: “Vendí al extranjero pero la estrategia fue hacer un comercio exterior de manera más agresiva”.
“Cuando yo entro aquí a la empresa empiezo yo a buscar otros canales de venta, los cuales tratamos Europa, tratamos algo de Asia pero donde mejor resultado nos da es con nuestro vecino Estados Unidos, a Europa y Asia es muy poco lo que se exporta”, recordó.
Actualmente tiene clientes por todo el País, desde Cabo San Lucas en Baja California Sur, pasando por el Distrito Federal y hasta la Península de Yucatán en Cancún, Quintana Roo, además de sus clientes en la Unión Americana.
En ambos casos, la mayoría de sus clientes son galerías pequeñas dedicadas a la venta de regalos y algunas de artículos de cocina, así como el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) y el Museo de Arte Popular (MAP), además de algunas tiendas departamentales como el Palacio de Hierro, comentó.

Dos líneas
Actualmente Gorky González produce dos líneas de cerámica, la tradicional y la “gogo”, ambas se trabajan en tres técnicas principales: torneado (cerca del 95% de las piezas redondas), vaciado y prensado, que le dan oportunidad de crear artículos más variados.
“Línea tradicional son los diseños de siempre con algunas adaptaciones y tiene la peculiaridad de que todo es pintado a mano y todo es torneado, la línea gogo es más contemporánea, son colores más lisos sin perder la sensación de los colores de tierra pero ya son pistoleados y las piezas son en moldes”, explicó.
González Ono aseguró que para que una empresa tenga éxito debe tener un producto diferenciado y además una atención de calidad al cliente, ser flexible con el mercado a pesar de que a veces éste represente algún riesgo.
“Yo creo que el secreto de las empresas es que vayan paso a pasito; ahora sí que se me hace poco creíble que de un año al otro puedas hacer avances significativos, a menos que tengas un producto sensacional, un producto estrella”, aseveró.
Esta filosofía y dedicación han erigido el prestigio y reconocimiento de la Alfarería Tradicional Gorky González, que como anécdota reciente puede presumir que fabricó la vajilla en que se sirvieron los alimentos al entonces Papa en turno Benedicto XVI, durante su visita a Guanajuato el año pasado, la cual terminaron en un tiempo récord de dos semanas.
“Una cosa importante es que siempre la mayólica se ha hecho por un grupo de personas, por eso es que a mi papá le gusta firmar con la AT, que significa alfarería tradicional y una alfarería involucra a muchas personas, está dirigida por Gorky González sí, pero todo lo firma como AT Guanajuato México, siempre le ha gustado compartir el logro con el nombre de alfarería”.

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